Por tierra, mar y aire: así resiste Ucrania la embestida de Rusia en todos los frentes

Por tierra, mar y aire: así resiste Ucrania la embestida de Rusia en todos los frentes

Directo Guerra Ucrania – Rusia, noticias de última hora en directo Especial: un mes de guerra La cámara de sátrapas sin la que no se entiende a Vladimir Putin

La guerra entre Rusia y Ucrania continúa un mes después por tierra, mar y aire. El desafío desde el cielo sigue abierto, con los rusos aún incapaces de imponer el monopolio de su aviación en el espacio aéreo enemigo y el presidente Zelenski empeñado en pedir la ayuda a la OTAN y a Europa para impedirlo. Mientras la disputa se mantenga en el cielo, la resistencia ucraniana tendrá grandes esperanzas de prevalecer.

Pero la novedad de las últimas horas es la imposición de la dimensión marítima del conflicto con un rotundo éxito ucraniano. De hecho, ayer por la mañana el Orsk, uno de los barcos rusos de la flota del Mar Negro que debería haber participado en el desembarco en la zona de Odesa, fue destruido en el puerto ocupado de Berdiansk, otros dos barcos resultaron dañados y un petrolero para el combustible de la flota resultó igualmente hundido. Lo más probable es que el ataque lo haya llevado a cabo un dron ucraniano.

En las imágenes del hundimiento del barco se pueden observar las primeras explosiones a bordo del buque. Las llamas hicieron estallar un depósito de municiones en el muelle que afectó a los otros barcos. Un duro golpe para los rusos: el Orsk podía transportar a bordo 20 tanques, 45 orugas y al menos 400 hombres. Hace una semana, la televisión rusa presentó la llegada del Orsk a los muelles de Berdiansk como el paso decisivo que garantizaría la toma de Odesa. Sin embargo, la operación ya se había retrasado varias veces y, con ella, la culminación del plan ruso para conquistar toda la costa ucraniana.

Mientras tanto, la batalla terrestre sigue siendo bastante confusa, aunque con persistencia de las evidentes dificultades rusas que ya se venían observando en las últimas dos semanas. Este jueves, los comandantes ucranianos en Kiev hablaban de una «congelación del frente», pero hace dos días el propio Zelenski anunció que sus tropas habían empezado a «contraatacar».

En Moscú, en cambio, se repite el mantra habitual: «Las operaciones militares continúan según lo previsto». Entorno a capital Ucrania ha repelido a las tropas enemigas 35 kilómetros hacia el este, según la inteligencia británica, pero en el oeste los combates continúan encarnizados.

El pueblo de Irpin sigue en disputa: de sus edificios se elevan altas columnas de humo negro, mientras el ruido de los misiles Grad, junto con el de la artillería y de los proyectiles antitanques, resuena sin cesar hasta los distritos centrales. Hace dos días el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, aseguró que Irpin estaba «ya en manos de las fuerzas ucranianas en más del 75%», y que la reconquista total era ya cuestión de poco tiempo. Pero la realidad parece diferente.

Ayer a mediodía nos desplazamos a las puertas de Irpin, pero el ejército ucraniano nos obligó a dar la vuelta. «Es demasiado peligroso. Ya han muerto periodistas aquí. Las fotos que podrían indicar nuestras posiciones a la inteligencia rusa también están prohibidas. Hace apenas tres horas nos han alcanzado nuevos proyectiles de gran calibre», explicaban los soldados.

Los voluntarios civiles y los primeros auxilios para quienes aún emergen de las ruinas también se han reubicado más atrás. «No quiero ser un refugiado. Déjame ir a casa. Prefiero morir en mi cama», suplica llorando Natalia Ivanovna, una mujer de 85 años evacuada unas horas antes bajo la lluvia de granadas.

Junto a ella, Vadim, de 54 años, intenta consolar a su madre, Nadia, de 74. «Mi padre murió hace dos noches de un paro cardíaco. Las bombas acababan de destruir su casa. Finalmente pude convencer a mi madre de que se fuera, no quería dejar solo a papá, que estaba enfermo y no podía caminar. Pero ahora no sabemos cómo recuperar el cuerpo, se ha quedado en la bodega», explica.

Unos cientos de metros más atrás, los misiles han dañado los lujosos edificios del distrito de Shevchenkovsky.

Todo apunta a que toda la zona fue alcanzada por unos quince Grads, que son armas de combate para el combate cuerpo a cuerpo. Disparados en áreas civiles, estos misiles resultan letales y nada precisos.

En este caso, el objetivo eran algunos almacenes de la fábrica de aviones de carga de gran tamaño Antonov. Pero sólo un par de ellos lo lograron. «El riesgo es que Putin ahora ordene disparar por todo Kiev sin ton ni son. Sabemos que los rusos están tratando de llevar a su artillería lo más cerca posible del centro», comentan los oficiales. La pesadilla de los bombardeos indiscriminados sigue siendo real.