La ‘Reina de la coca’ de España se sienta en el banquillo

Ana María Cameno es acusada por la justicia en un colosal caso de drogas, venganza y dinero sucio.

La ‘Reina de la coca’ de España se sienta en el banquillo

Ana María Cameno es acusada por la justicia en un colosal caso de drogas, venganza y dinero sucio.

La llaman la ‘Reina de la coca’ en España. Y no es para menos: es la mujer que ha llegado a acumular más poder en el narcotráfico en ese país. Ahora se sienta en el banquillo y corre el riesgo de terminar su vida en la cárcel.

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La Audiencia Nacional española adelanta un juicio contra a Ana María Cameno por una operación para vender presuntamente 100 kilos de coca en 2014 por unos quince millones de euros. La Fiscalía solicita 25 años de prisión, además de multas que superan el millón de euros. Se le acusa de los supuestos delitos contra la salud pública, blanqueo de capitales y tenencia ilícita de armas.

Tras haberse pospuesto en tres ocasiones por diferentes motivos, Cameno no suelta prenda en el inicio de la vista, que arrancó el 29 de marzo. Les dice a los periodistas que no va a declarar y lo reitera ante los magistrados.
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Y más aún: logra que ninguno de los once presuntos socios que son interrogados la comprometa. Se van por la tangente, aseguran que apenas la conocen, no saben nada. Para ellos la Fiscalía pide penas de entre cuatro y trece años de prisión.

Su pareja, José Ramón Mora, para quien solicita 21 años de cárcel, está en busca y captura, tras no haberse presentado.

Uno de los argumentos de la defensa de Cameno es que todo se trata de una trampa y que por ello se anularon las escuchas del caso.

La ‘Reina de la coca’ puso en funcionamiento el mayor laboratorio de cocaína de Europa, con un entramado de sociedades encubridoras, testaferros y relaciones con narcos en América Latina (incluida Colombia) y con bandas criminales, como la famosa ‘los Miami’, que en España ha sido protagonista de violentos episodios.

Cameno no pasa desapercibida. Ella misma se declara “pija” (gomela), viste con las marcas más caras, le encantan las joyas y se ha sometido a decenas de operaciones estéticas. Practica la santería y lleva un tatuaje con la palabra ‘Omertá’ (ley del silencio).

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El 26 de septiembre de 2014 llegó al parqueadero de una urbanización en La Línea de la Concepción, en el sur de España, donde se encontró con Graciano Molón, otro de los implicados, y dos personas más, a las que les entregó un par de bolsas de plástico. Los agentes que llevaban meses siguiéndola supieron que era una transacción de droga. Le cogieron 100 kilos de cocaína. Es por este hecho que la juzgan ahora.

Foto de archivo de una incautación de cocaína.

Foto:

EFE

El mayor laboratorio de coca de Europa

Pero no es la primera vez. En enero de 2011, la Policía desmanteló el mayor laboratorio de Europa, que funcionaba en un terreno de Villanueva de Perales, en la Comunidad de Madrid. Encontró cerca de 30.000 litros de disolvente, prensas hidráulicas, pesas electrónicas y otros elementos necesarios para el tratamiento de droga. Al frente estaba Cameno, que había contado con la asesoría de cuatro colombianos para la manipulación de la cocaína.

También determinaron que había entablado relaciones con la banda de ‘los Miami’ –encargados del mercado de la noche en discotecas españolas y de actuar violento–, la de los hermanos Juárez Smith y la del colombiano Laurentino Sánchez, ‘Lauro’. Y se supo que tenía al menos una veintena de subordinados. Aún falta por juzgar parte de ese entramado. Ella fue arrestada el 7 de enero de ese año.

Tras salir de prisión, volvió al camino conocido. Montó, junto a su pareja, otra organización criminal, que ella comandaba. Transportaban y suministraban droga, según vieron los agentes que la pillaron con las manos en la masa en ese parqueadero en 2014, por lo que ahora se enfrenta al tribunal.

Según la Fiscalía, Cameno (a quien también conocían como ‘Pollito’, ‘Quesito’ o ‘Llorona’) realizaba “actividades encaminadas a la distribución y venta a terceros de sustancias estupefacientes, concretamente cocaína”.

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Ella “mantenía contactos regulares tanto como suministradores como los encargados del transporte”, mientras Mora Parra “se ocupaba de los pagos correspondientes a las ventas” y a la “ocultación” de las ganancias. Para ello contaba con la asesoría de expertos, que desviaban el dinero a paraísos fiscales. Utilizaban vehículos a nombres de otras personas, con “caletas” para esconder la droga.
Cuando la cogieron, hace ocho años, le comentó a alguien que planeaba que ese fuera su último golpe y pretendía luego retirarse. Llevaba ya una larga carrera en el mundo del delito.

El camino torcido

Nació hace 52 años en una familia pudiente de Burgos (con varios parientes en el Ejército), que intentó imponerle disciplina. Acudió a un colegio católico y desde adolescente coqueteó con las drogas. Era alegre, decidida y rebelde. Comenzó a vender hachís para comprarse una moto.

Luego se trasladó a Madrid, donde construyó su emporio. Trabajadora y con dotes de organización, en un día se citaba con una decena de individuos, casi siempre en persona porque desconfía de los teléfonos. Estaba al mando del laboratorio y alquilaba apartamentos para esconder la droga. Y dedicaba también tiempo a darse gusto: adicta a las compras de lujo, pasaba horas en la llamada ‘milla de oro’ de Madrid, donde podía gastar varios miles de euros en una jornada.

También invertía horas a su cuerpo: gimnasio, salones de belleza y operaciones de estética: pómulos, nariz, labios, cejas, pecho y glúteos sufrieron intervenciones. También luce en la espalda un tatuaje del ave fénix, como símbolo del resurgimiento tras los golpes.

Vida de lujos

Durante una década llevó un tren de vida de lujos excesivos. Vivía en una casa en las afueras de Madrid, donde dedicaba un espacio a sus ídolos de santería, como Obatalá y Xangó, dioses cubanos.

La Fiscalía indica que ella y Mora Parra “no disponían de actividad económica real desde 2012” y que, sin embargo, “disfrutaban de un alto nivel de vida”. Eran propietarios de varios inmuebles y carros y manejaban importantes sumas en efectivo. En particular, señala que Cameno empleaba el seudónimo Marta Sánchez para las compras, entre las que destacaban más de cincuenta mil euros en joyas.

La Policía la puso en su radar, hasta que la cogieron en el operativo de 2011, en el que requisaron 300 kilos de coca y más de 400 celulares (cuando tenía que hablar por teléfono, desechaba los aparatos usados).

Cuando salió de la cárcel en 2013, las autoridades le siguieron los pasos, temerosas de que volviera a las andadas. Y tenían razón. Determinaron que había retomado los contactos con colaboradores del narcotráfico, con los que hablaba en clave.

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En el operativo de 2014, aparte de la droga, encontraron una pistola con silenciador y un todoterreno con “caleta”. Además, la ‘Reina’ llevaba 87.000 euros en fajas bajo la ropa, que entregó a los policías sin oponer una mayor resistencia.

Caía, presa de su propia ambición, la mujer que ha llegado más lejos en el tráfico de drogas en España, cabeza del mayor laboratorio de cocaína en Europa y de un entramado de narcóticos, venganza y dinero.

JUANITA SAMPER OSPINA
CORRESPONSAL DE EL TIEMPO
MADRID

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