La preocupación por el dolor en el pecho obliga a Nadal a parar: su camino a la tierra pasa por un chequeo completo

Rafa Nadal cayó este domingo en la final de Indian Wells ante Taylor Fritz, en un partido en el que el balear experimentó varios dolores que le lastraron en el camino al título y que ya se habían manifestado en fases anteriores.

Sin embargo, la preocupación se acrecentó en el duelo por el título ante el estadounidense, cuando, tras caer en dos sets luchando hasta el final, Nadal aseguró que sentía un dolor en el pecho «como si tuviera una aguja dentro» que le molestaba al moverse y respirar.

Saltaron las alarmas en torno al 21 veces campeón de Grand Slam, que ya arrastra una lesión crónica en el escafoides del pie izquierdo con la que trata de convivir en el ocaso -exitoso hasta el momento- de su carrera. 

Nadal ya avisó de que renunciaba a Miami para centrarse en la temporada de tierra batida, su superficie fetiche, y ahora, antes de mancharse de arcilla, ha añadido una nueva parada en su ruta: un chequeo exhaustivo por parte de su médico de confianza, el Doctor Cotorro.

La idea de Nadal es reaparecer en el torneo de Montecarlo, que arranca el próximo 9 de abril, a más de un mes de que se dispute el Grand Slam que más veces ha ganado, Roland Garros -en 13 ocasiones- y cuya corona espera recuperar este año. 

Antes, y con la ventana de tres semanas que se le presenta antes de poner rumbo a Mónaco, Nadal pasará por ‘boxes’ para conocer el estado real de sus problemas físicos y, si es necesario, adoptar decisiones.

El tenista balear es una mente privilegiada, muy preparada para aguantar la presión del deporte de élite y que se ha sabido reponer a todo tipo de adversidades; por lo que no es casualidad que haya hallado la manera de seguir triunfando a la par que convive con los percances físicos que atraviesa, nada raro si tenemos en cuenta que lleva más de 20 años en lo más alto del tenis.

Lo que sí tiene claro Nadal es que parará cuando no pueda más y será en todo momento sincero consigo mismo, una honestidad personal que pasa necesariamente por escucharse a su interior y hacer caso a los médicos.