El Gobierno deja el IRPF fuera de su revisión fiscal y mantiene la subida de impuestos encubierta

El Gobierno deja el IRPF fuera de su revisión fiscal y mantiene la subida de impuestos encubierta

Fiscalidad Críticas al Gobierno por no bajar los impuestos a la energía, los carburantes y los alimentos: «Que se haga ya»

El Gobierno no va a incluir en el paquete fiscal de su Plan Nacional ninguna medida relacionada con el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF) y la inflación. Las poco concretas conversaciones con los grupos parlamentarios se han centrado en los carburantes, la energía y el gas, pero nada sobre la subida encubierta de impuestos que supone el no deflactar el IRPF. Y en Hacienda confirman que esa actuación no está en los planes del Ministerio y del Ejecutivo, lo que se traduce en un notable recargo para el contribuyente.

Tanto es así que algunos cálculos estiman que esta subida encubierta, resultado de lo que se denomina como progresividad en frío, sería incluso superior al incremento que la inflación provoca en la recaudación por IVA. Es el caso de la estimación que el catedrático José Félix Sanz ha elaborado para la Fundación Disenso, y según la cual este «sobreimpuesto» se cuantificó ya en 2021 en «4.110 millones de euros». Por declaración, la cifra asciende a una media de casi 200 euros. Pero es que ese mismo informe estima cuál es impacto acumulado desde 2008, que fue el último año en el que Hacienda actualizó el IRPF con la inflación. Y el resultado es que «el coste total de la rémora fiscal ascenderá a 14.379 millones».

Por todo ello, el Partido Popuar, Ciudadanos, Vox y PDeCat ya trataron en el Congreso de los Diputados que se ajustase el IRPF a la inflación, propuesta que PSOE y Podemos rechazaron. Y ayer las peticiones se volvieron a producir tanto en privado como en público, como por ejemplo hizo el portavoz de C’s, Edmundo Bal. Pero la respuesta por parte del Gobierno es la misma.

Lo único que Hacienda se ha abierto claramente a revisar son los impuestos sobre los carburantes. Las opciones que tiene son la de reducir el IVA del 21% al 10%, o llevar al mínimo el tipo del Impuesto especial sobre Hidrocarburos. Para los primero, sin embargo, necesitaría el visto bueno de Bruselas ya que la gasolina y el diésel son bienes a los que, ahora mismo, no se les puede aplicar el tipo reducido.

Lo segundo sería más fácil aunque en el Ministerio no lo dan por hecho, al igual que tampoco descartan totalmente seguir el ejemplo francés: el Ejecutivo de Macron ha apostado por una reducción de 15 céntimos por litro que las gasolineras aplicarán directamente al consumidor y que, posteriormente, el Estado compensará. Uno de los motivos para optar por esta medida es que así se benefician todos, incluidos los profesionales que están exentos de impuesto.

En el precio de la energía, sin embargo, no está ni mucho menos claro que se vayan a aplicar medidas fiscales. En el Gobierno apuntan que primero se quiere conseguir el desacople del gas, que ahora mismo está condicionando al alza el precio de la luz. Y después, añaden en el departamento que dirige María Jesús Montero, ya se verá si son necesarias rebajas fiscales adicionales.

Esta limitada flexibilidad por parte de Hacienda se produce, además, en un año en el que ya estaba previsto que la recaudación alcanzase un nuevo máximo histórico. Y esas cifras, incluso con las rebajas que se contemplan, serán muy probablemente más altas como consecuencia de la inflación.

El dato previsto más alto corresponde al del IRPF, que ya en 2021 se quedó muy cerca de superar la histórica barrera de los 100.000 millones y que este año, a buen seguro, rebasará. La estimación para el IVA, por su parte, supera los 75.000 millones, aunque con la evolución de los precios la cifra se irá más allá. Porque aunque se rebaje el impuesto en los Hidrocarburos, en lo alimentos, por ejemplo, se seguirá pagando el mismo tipo sobre un coste que será más elevado. Es lo que explicó el presidente de Mercadona, Juan Roig, sobre que si el precio del aceite de oliva sube de 2,3 a cuatro euros, el Estado se lleva 40 céntimos en lugar de los 23 céntimos que ingresaba anteriormente. Y sin hace nada. O, precisamente, por no hacer nada.