Por qué no deberías firmar un contrato inmobiliario sin la aprobación de tu ex

Por qué no deberías firmar un contrato inmobiliario sin la aprobación de tu ex

En 2021, se presentaron un total de 97.499 demandas de divorcio, según datos del Consejo General del Poder Judicial. De ellas, solo 57.168 fueron consensuadas. La falta de acuerdo entre los cónyuges es, en efecto, unas de las dificultades más comunes a la hora de dividir los bienes. Lo mismo ocurre cuando se toma la decisión de vender la vivienda familiar: es habitual que uno de los miembros de la ahora expareja quiera proceder con la venta, mientras que la otra parte se niega.

Frente a esta dificultad, algunos propietarios optan por contratar una inmobiliaria sin tener el consentimiento expreso de su expareja. Así, pueden iniciar la venta del inmueble y presentarle a posteriori una oferta firme para convencerlo. Sin embargo, según los expertos del comparador inmobiliario HelpMyCash.com, esta forma de proceder no es nada aconsejable, principalmente, porque se asumen una serie de riesgos.

En la práctica, que un solo miembro de la expareja firme el contrato inmobiliario para vender un piso es posible, pero no recomendable. Así lo explican los especialistas de HelpMyCash: «Hemos visto que algunos contratos inmobiliarios incluyen cláusulas que estipulan que el solicitante puede actuar tanto en nombre propio como en el de los copropietario, pero lo que no es posible es que uno solo firme las arras o la escritura de compraventa. En ambos casos se necesita la firma de ambos propietarios».

El mayor riesgo de contratar una inmobiliaria sin la aprobación de la expareja radica, entonces, en que, si esta se niega a proceder con la operación, el cónyuge que contrató la inmobiliaria se verá obligado a pagar los honorarios. «En general, las agencias consideran que su trabajo está realizado cuando presentan un comprador dispuesto a pagar el precio pactado», detallan los expertos. Y añaden que los mismos contratos detallan que, si llegada esa instancia, el propietario se niega a vender, tendrá que pagar igualmente la comisión por todo el trabajo realizado.

Frente al desacuerdo, «existen otros métodos que de alguna manera obligan a la expareja a vender la propiedad, pero ninguno de ellos es ventajoso desde el punto de vista económico», indican desde el comparador. Estos son la venta del proindiviso y la división de la cosa común.

La primera alternativa se refiere a que un miembro de la pareja venda su porcentaje de la vivienda a una empresa, quién pagará un precio entre un 35% y un 50% por debajo de los valores de mercado. La segunda, implica interponer una demanda judicial que, en la mayoría de los casos, termina con la venta en subasta pública. También en este caso se pierde dinero: el inmueble suele adquirirse por un precio entre un 20% y un 30% más bajo que lo que se obtendría en una venta normal.

Por todo esto, los expertos de HelpMyCash insisten en la importancia de vender de común acuerdo y de no firmar ningún contrato ni compromiso si no se cuenta con la aprobación del otro miembro de la expareja. Cuando el consenso es difícil, siempre se puede acudir a un mediador.