¿Por qué es importante la cumbre en Israel con cuatro países árabes?

Le explicamos las claves de la reunión entre Israel, Egipto, Emiratos, Bahréin, Marruecos y EE. UU.

¿Por qué es importante la cumbre en Israel con cuatro países árabes?

Le explicamos las claves de la reunión entre Israel, Egipto, Emiratos, Bahréin, Marruecos y EE. UU.

En la localidad de Sde Boker, en el desierto del Neguev al sur de Israel, se llevó a cabo una cumbre sin precedentes en la que el anfitrión fue el Canciller israelí Yair Lapid y sus huéspedes cuatro ministros de Relaciones Exteriores de países árabes suní considerados moderados -Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Bahréin y Marruecos- así como también el secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken.

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No es exagerado hablar de evento histórico.

“Es la primera vez que tiene lugar una reunión de este tipo en la que Israel es el anfitrión, con la participación de cuatro países árabes, y en la que Estados Unidos es un invitado, no quien determina ni la agenda ni los temas”, dijo a EL TIEMPO el General (retirado) Yaakov Amidror, presidente del Instituto de Estrategia y Seguridad de Jerusalem, exjefe de la División de Investigación en el Servicio de Inteligencia militar.

“Esto es parte del proceso claro de legitimización de Israel por parte de su entorno árabe, no sólo como parte integral de la región sino como quien ocupa en ella una posición de liderazgo”, recalcó.

Esta cumbre es el primer encuentro de este tipo, pero no el último” y reveló que “decidimos convertir la Cumbre del Neguev en un foro permanente

Un evento cruento con resultados mortales ensombreció la primera noche de la reunión cuando se registró un atentado terrorista islamista en la ciudad israelí de Hadera.

Dos árabes ciudadanos de Israel, ideológicamente identificados con ISIS, mataron a dos israelíes y dejaron a más de 10 heridos.

El atentado fue condenado públicamente por todos los cancilleres participantes en forma terminante. Pero en la práctica, ambos eventos no tenían relación ninguna.

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Cabe destacar que en esta cumbre se juntaron el primer país árabe que firmó la paz con Israel, Egipto -tratado del que precisamente estos días se cumplieron 43 años- y los tres signatarios de los Acuerdos de Abraham, la nueva fase de la paz en la región.

Y quienes no estuvieron presentes -además de Jordania, por problemas de agenda- fueron los palestinos. Aunque algunos de sus grupos condenaron la cumbre, adjetivándola en forma ofensiva, y prometiendo venganza, el gobierno de la Autoridad Palestina optó por no hacer ningún comentario, cabe suponer que para no antagonizar a Estados Unidos y Egipto.

El anfitrión  de la cumbre, el Canciller israelí Yair Lapid.

Foto:

EFE/EPA/ABIR SULTAN

Pero, además, el tema central de fondo (Irán) en realidad, era menos relevante para los palestinos, aunque nadie olvidó mencionarlos en los discursos con los que se cerró la cumbre. Los seis cancilleres participantes hablaron sobre el tema palestino y la necesidad de hallarle solución pacífica, pero estaba claro que ello ya hace tiempo dejó de ser una condición para normalizar las relaciones con Israel.

El secretario de Estado de EE. UU., Antony Blinken.

Foto:

EFE/EPA /MARCIAL TREZZINI

Indudablemente, el gran tema de fondo que une a Israel y los participantes árabes en la cumbre -además de las bondades de la cooperación económica y tecnológica-, fue la República Islámica de Irán.

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Ya antes de convertirse en una potencia nuclear, Irán es un factor de desestabilización en la zona, actuando a través de sus brazos ejecutores en Líbano, Siria, Irak, y por cierto el Golfo, donde ataca a los Emiratos Árabes Unidos y a Arabia Saudita, incluyendo sus instalaciones nucleares, en forma directa y a través de los hutíes.

Y la aparente inminencia de un nuevo acuerdo nuclear a ser firmado por Irán y las potencias encabezadas por Estados Unidos, es para todo un motivo de preocupación.

El exdirector del Consejo de Seguridad Nacional de Israel, general (retirado) Giora Eiland, dijo a este diario que “solemos hablar de los intereses compartidos con estos países árabes, y los hay, pero no son situaciones idénticas en absoluto”.

Eiland aclara que “mientras Israel no tiene ninguna opción, no es que si actúa en forma agradable y conciliadora con Irán algo cambiará, los otros países sí tienen alternativa”.

Y entra en detalles: “Arabia Saudita, Catar, Omán, los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin -no todos participaron en la cumbre- podrían decidir no chocar con Irán, decirle que aceptan su hegemonía en el Golfo y que lo único que les interesa es que su economía funcione bien y poder producir y vender petróleo sin problemas. Y para que eso no pase, Israel hace un gran esfuerzo y está dispuesto a hacer hoy cosas que años atrás no habría hecho, como compartir Inteligencia y dar cierta ayuda militar. Y hace bien, es importante”.

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La cumbre fue una presentación de frente común israelo-árabe ante Irán. Lo principal, para que Estados Unidos lo vea. Cabe suponer que fuera de los micrófonos, no todo fue tan amable ante Blinken y se habrán dicho también ciertas duras verdades.

Los países del Golfo ya no tienen mucha confianza en Estados Unidos, y es interesante que ahora hayan cambiado los roles. Tras décadas en las que Estados Unidos mediaba entre Israel y los árabes, ahora es Israel quien puede servir de intermediario entre estos países árabes y Washington.

En Sde Boker, el canciller de Marruecos Nasser Bourita, lo llamó “el espíritu del Neguev”. El emiratí Sheikh Adallah Bin Zayed al-Nayan se dijo ansioso ya de volver. Todos y cada uno hablaron de paz, nuevos horizontes y lo mucho que hay para compartir.

El anfitrión, el israelí Yair Lapid, aseguró que “esta cumbre es el primer encuentro de este tipo, pero no el último” y reveló que “decidimos convertir la Cumbre del Neguev en un foro permanente”.

JANA BERIS
PARA EL TIEMPO
JERUSALÉN

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