PEGAD AQUÍ LO DE BANCA DIGITAL

Las criptomonedas han dejado de ser percibidas como un fenómeno extraño para convertirse en una realidad cada vez más cercana.
«Si alguien hubiera invertido 100 dólares en bitcoins en 2010, su inversión tendría ahora un valor de 13,93 millones de dólares», calcula Álvaro Casado, responsable de Virtual Assets & Blockchain de la consultora KPMG en España.
Pese las impactantes rentabilidades de estos activos, ya hay quien ha empezado a alertar respecto a la fiabilidad de las criptomonedas.
Sin embargo, eso no ha impedido un vertiginoso crecimiento del mercado, «superándose los dos billones de dólares de capitalización y más de 300 millones de usuarios en 2021«, señala Casado.
Las criptomonedas son activos digitales destinados a la inversión, pues su uso como medio de pago sigue siendo una excepción.
«No son aún una alternativa real al dinero tradicional», recuerda David Sabater, consultor de Asuntos Públicos de Atrevia.
Se trata de activos muy volátiles y descentralizados, que no están intermediados por agentes bancarios.
«Esto supone oportunidades de inversión muy rentables y el riesgo de operar con un activo sin regular: el respaldo de la moneda tradicional son los estados, mientras que el de las criptomonedas son las empresas que las lanzan y la confianza de los usuarios, con lo que eso conlleva», tal como explica Sabater.
A diferencia de lo que ocurría hace unos pocos años, ahora ya no solo abundan los inversores particulares en este tipo de activos, sino que ha empezado a entrar mucho dinero de bancos internacionales, firmas de capital riesgo, fondos de inversión y empresas cotizadas.
«El negocio es ya muy grande y no se puede ignorar», advierte Casado.
Con todo, su uso principal sigue siendo la compraventa como activo de inversión, experimentándose durante el último año un gran crecimiento de las criptomonedas relacionadas con los protocolos DEFI (relativos a las finanzas descentralizadas).
En 2021 se lanzó el primer ETF sobre bitcoiny los inversores esperan que este año se apruebe el primer fondo cotizado en bolsa de bitcoins al contado en EEUU.
También han cobrado relevancia servicios que permiten generar rentabilidades muy elevadas, y de ahí el gran avance del staking o depósito de criptoactivos.
«Hemos observado un crecimiento elevado de los NFT (non-fungible tokens) y otros productos de inversión relacionados con metaversos, play-to-earn y mundos virtuales, además del desarrollo de las DAO, que son un nuevo tipo de comunidad en Internet», explica Casado.
Aunque más despacio, los pagos en criptomonedas también crecen rápidamente. Los más frecuentes son los que se realizan con bitcoin y ethereum, ya que estas monedas suponen el 60,4% de la capitalización del mercado.
«Tal vez 2022 marque un punto de inflexión con una regulación que despeje el ecosistema cripto en EEUU y Europa. Aquí la normativa MiCA busca la regulación de los criptoactivos, que actualmente no se incluyen en la legislación financiera de la UE como activos financieros o dinero», exponen desde KPMG.
El desarrollo legal puede impulsar al universo cripto, contribuyendo a reducir los riesgos asociados.
Por lo pronto, la adopción de criptoactivos ha crecido exponencialmente durante los últimos dos años, incrementándose un 880% su índice de adopción en 2021.
Desarrollo. El despegue se debe al cliente retail y al respaldo institucional, y se espera que el fenómeno continúe despertando aún mayor interés.
Por lo pronto, en 2021 hubo más inversión privada que en los seis años precendentes juntos, equivalente a unos 14, 4 millones de dólares.
El desarrollo normativo se centrará en las plataformas de exchange, en las que recae la presión internacional para evitar el blanqueo de capitales y la evasión fiscal.
«Coinbase acaba de poner en la lista negra de sanciones de EEUU y la UE las cuentas de 25.000 rusos«, recuerda Laurent Amar, consejero delegado de HelpMyCash y fundador del portal banana-verse.com, que ayuda a invertir en el metaverso.
«Hay que entender en qué vas a invertir, pues ya aprendimos con las subprime lo peligroso que es un mercado loco», advierte Amar.
En medio de todo lo que se ha dicho durante los últimos meses sobre el metaverso, los bancos aún intentan descubrir qué puede aportar a su sector eso de la realidad virtual. No hay muchos que hoy sepan cómo abordarla y todavía son escasos los proyectos en marcha.
Pese a ello, algunas entidades pioneras empiezan a lanzar iniciativas que dejan entrever que esta tecnología puede ser un escenario prometedor para transformar el actual modelo financiero. El pasado mes de febrero, JPMorgan se convertía en el primer gran banco en el universo virtual tras abrir una sucursal en la popular plataforma Decentraland, basada en blockchain.
La entidad americana pretende ofrecer servicios financieros en este espacio y, según ha anunciado, espera generar beneficios por valor de 1.000 millones de dólares en unos pocos años.
En España, Santander y BBVA también se han adentrado en los metaversos como principales accionistas de un proyecto de Metrovacesa para explorar los mercados del ladrillo virtual. Junto a la proptech Datacasas, esta promotora ha creado un edificio, también en Decentraland, que se puede recorrer mediante un avatar, como si fuera un videojuego, y donde se comercializan propiedades que están a la venta en el mundo físico. En el caso de que alguien desee comprar un inmueble en este espacio, podrá hacer el pago con monedas digitales.
Tal como explica Iván Moreno, responsable de Investigación y Patentes de BBVA, estas plataformas «están muy vinculadas a los NFT y las criptomonedas como vehículo financiero«. En su opinión, el metaverso es «un ecosistema a investigar, no solo desde la tecnología, sino también desde el punto de vista de la oferta, la demanda, la experiencia del usuario o los datos.»
De hecho, la gran banca de inversión ya incluye el metaverso entre las tecnologías que van a revolucionar nuestras vidas en el corto y medio plazo, tal como explica Blanca Pons, responsable de Banca en Accenture Interactive.
Aunque reconoce que puede parecer irónico, ante «la necesidad de reconectar emocionalmente con los clientes», el metaverso brinda a los bancos «una vía muy necesaria para que la humanidad regrese a la banca y esta profundice las conexiones con ella a través de experiencias inmersivas». Y esto, añade, plantea un abanico de posibilidades para las entidades tradicionales que incluyen productos y servicios de activos digitales o captación de audiencias sin límites geográficos.
Pero, ¿qué sentido tiene abrir una sucursal virtual si ya existe la banca móvil? Andre Martins, director de Innovación de Servicios Digitales Financieros en NTT Data, argumenta que el objetivo es ofrecer «una atención más personalizada y facilitar cualquier tipo de gestión sin necesidad de que el usuario se desplace de su domicilio o lugar de trabajo». Porque, en su opinión, aunque la banca móvil ha evolucionado, muchos clientes aún tienen la necesidad de ir a la oficina.
Como también apunta este experto, lo interesante es que el sector financiero va a jugar un papel clave a la hora de crear servicios de valor añadido entre industrias de diferentes sectores. A juzgar por lo que ya se empieza a ver, el mercado inmobiliario del metaverso podría evolucionar de una manera similar al del mundo real, y muchos clientes virtuales podrían precisar de préstamos, créditos, hipotecas o contratos de alquiler.
Al fin y al cabo, como subraya Miguel Antón, profesor de Finanzas del IESE, entornos virtuales como Decentraland «crean adrede espacios finitos, y eso hace que cada vez el terreno del metaverso sea más caro». El hecho de que este universo esté soportado en un sistema descentralizado de blockchain (llamado Ethereum) permite transacciones o ejecución de contratos sin miedo a hackeos o robos, con lo que es posible comprar de forma segura y ágil parcelas de terreno para construir sobre ellas, así como organizar eventos o realizar otras acciones.
Antón augura que en los próximos años se producirá una lucha de plataformas por ver cuál se impone en las transacciones virtuales. Y añade que la vencedora competirá con el sistema Swift, que hoy impera en el mundo real.
REGULACIÓN.
Tal como defienden desde Solarisbank, los bancos «tendrán que contar con una arquitectura digital 360» para entrar en el metaverso. Y esto supone «una ventaja competitiva para los actores digitales» , añaden desde esta fintech alemana.
También subrayan que la custodia (el almacenamiento de activos digitales) «no solo tiene que ser segura, sino también cumplir con la regulación institucional». En Alemania, por ejemplo, Solarisbank tiene una licencia provisional de criptocustodia en términos de crimen financiero o blanqueo.
A medida que vayan surgiendo proyectos en el metaverso, los expertos coinciden en que será necesario afrontar nuevas lagunas jurídicas. Y eso incluye desde diseñar un marco legal hasta analizar las credenciales de un avatar para concederle un préstamo, así como valorar datos personales como gestos y otros tipos de reacciones a la hora de interactuar en las salas virtuales de las entidades.