Otro calvario para Rafa Nadal, que cambia su plan para Roland Garros

Otro calvario para Rafa Nadal, que cambia su plan para Roland Garros

Bajo el sol del denominado paraíso del tenis, el torneo de Indian Wells, se terminó para Nadal el mejor inicio de año de su carrera (20-0), con una dolorosa –tanto moral como física– derrota en la final ante Taylor Fritz. Irónicamente, en el lugar con el cielo más azul posible, volvieron a aparecer las nubes negras en el horizonte de Rafa. Las molestias físicas que le mantuvieron siete meses fuera de las pistas, resurgieron para ponerle a prueba por enésima vez, esta vez en forma de fisura en una costilla que le tendrá más de un mes de baja.

Tras la eliminación ante Lloyd Harris en Washington D.C. en agosto del año pasado, y los cinco largos meses de recuperación de su pie izquierdo, nadie esperaba un regreso tan apoteósico de un jugador que llegó a plantearse la retirada. Sin embargo, como si el dolor que le produce el síndrome de Müller-Weiss nunca hubiera existido, empuñó su raqueta en Australia para llevarse dos títulos, el Melbourne Summer Set con el que retomó sensaciones, y el Abierto de Australia en una final para la historia que le llevó a ser el primer tenista masculino en ganar 21 Grand Slams.

Lo logrado hasta el 30 de enero ya fue una gesta inverosímil dado el esfuerzo, pero lejos de reservarse para Indian Wells, el manacorense se apuntó para la cita de Acapulco. En México levantó por cuarta vez el título, venciendo de nuevo en semifinales a Daniil Medvedev, e imponiéndose en la final sin ceder un solo set (aumentado su racha a 20 victorias consecutivas en la pista dura mexicana).

Nadal llegaba a California como el máximo favorito, y cuando ya nadie imaginaba otras foto que la suya mordiendo el traslúcido trofeo –y alcanzando a Djokovic en número de Masters 1000 (37)–, reaparecieron los fantasmas de las semifinales de Roland Garros que perdió ante el serbio el pasado junio.

El nuevo calvario físico de Nadal comenzó en los octavos contra Reilly Opelka, un partido muy físico en el que el pie izquierdo volvió a avisar al balear. Luego llegó un maratoniano partido contra Nick Kyrgios, en el que el australiano le llevó al límite en el tercer set. Pero la tormenta final apareció en semifinales, cuando en un vendaval de tenis contra Carlos Alcaraz, el número tres del mundo sintió una molestia inesperada, un pinchazo en el pecho con el que no contaba.

El rostro en el túnel de vestuarios antes de saltar a la final, menos de 24 horas después, indicaba que algo no iba del todo bien en el cuerpo de Rafa. Desde la primera pelota, el 21 veces campeón de torneos Grand Slam parecía más lento e impreciso de la cuenta, algo que señalaría un abultado 6-3 ante un jugador que también saltó a la pista tocado. Minutos después, la confirmación de la gravedad de la situación se apreciaría durante el masaje del fisioterapeuta en pista, en el que Rafa no pudo reprimir una clara mueca de dolor extremo.

«Es como si tuviera una aguja dentro todo el tiempo. Me hace sentirme un poco mareado»

Aún así, Nadal se dejó la piel para intentar una nueva remontada imposible, y forzó un tie break en el que estuvo a centímetros –con una rápida derecha sin dejar botar la pelota– de llevar al americano al set decisivo. En la rueda de prensa tras el partido, no escondió su decepción explicando sus sensaciones en la pista: «Cuando respiro y cuando me muevo es como si tuviera una aguja dentro todo el tiempo. Me hace sentirme un poco mareado porque es doloroso», relataba sin saber qué podría provocarlo.

A su vuelta a España, Nadal no dudó en ponerse en manos de su doctor de confianza, Ángel Ruiz-Cotorro, que confirmó las sospechas del subcampeón de Indian Wells, quien sufre una fisura de estrés del tercer arco costal izquierdo, producido en el choque de semifinales contra la gran promesa del tenis español.

La lesión, que se une a las molestias del pie con las que ha convivido durante toda su carrera, llega en un momento muy delicado, las semanas previas al arranque de la gira de tierra. El plan del español apuntaba a renunciar a Miami, torneo que arranca hoy y que brinda una nueva oportunidad a Carlos Alcaraz y Paula Badosa, para enfocarse en la sucesión de torneos sobre arcilla de los meses de abril mayo y junio.

El pronóstico del doctor Cotorro señala que el periodo de recuperación estará entre las 4 y las 6 semanas, lo que implicaría perderse Montecarlo y el Godó y llegar muy justo a Madrid. Siendo este un torneo con unas cualidades muy diferentes a las de Roland Garros –el gran objetivo–, lo más seguro es que opte por volver en Roma, en la que sería la última toma de contacto antes de su Grand Slam favorito.