Los ciudadanos rusos dejan de comprar y vender casas en España: «Tienen todo congelado y no se pueden cerrar operaciones»

Los ciudadanos rusos dejan de comprar y vender casas en España: «Tienen todo congelado y no se pueden cerrar operaciones»

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Los ciudadanos rusos eran hasta hace unas semanas compradores activos en el mercado de las segundas residencias en algunas zonas de España como la Comunidad Valenciana, Andalucía o Cataluña, pero la invasión de Ucrania lanzada por el presidente ruso Vladimir Putin ha paralizado prácticamente toda su actividad en los últimos días.

«El problema principal es que tienen todo congelado y no se pueden cerrar las operaciones», comenta Zoila Sanz, propietaria de la agencia Hispania Homes en Moraira (Alicante). Al otro lado del teléfono, Sanz explica que en esa zona los ciudadanos rusos ahora son más vendedores que compradores, a diferencia de hace unos años, porque recientemente se han ido trasladando hacia el área de Altea. Se trata de inversores que poseen varias propiedades, normalmente unifamiliares, cuyos precios rondan el millón de euros. «Las ventas se han parado porque no pueden recibir dinero en sus cuentas y eso dificulta el proceso», especifica.

Según los datos del Colegio de Registradores, los ciudadanos rusos se hicieron con más de 1.280 inmuebles en 2021. Atendiendo a datos de la consultora Knight Frank, el peso de la inversión extranjera en España alcanza el 12% del total y de ese porcentaje, los inversores de origen ruso suponen el 2%. De acuerdo con su análisis, el inversor ruso muestra un mayor interés en adquirir vivienda en las zonas de costa, «especialmente en las regiones de Comunidad Valencia, Andalucía y Cataluña», y en gran medida buscan activos amplios. «Un 32% de los compradores de origen ruso muestran preferencia por viviendas de más de 100 metros cuadrados», aseguran.

Pero ahora todo eso ha quedado paralizado y en el sector nadie se atreve a pronosticar qué puede ocurrir. «El mercado da por descontado que las compras de vivienda por parte de ciudadanos rusos prácticamente desaparecerán, aunque su impacto se limitará a sus zonas preferidas, sin afectar apenas al resto del mercado», apunta Francisco Iñareta, portavoz del portal inmobiliario Idealista.

Eso contribuye a limitar el contagio al resto del sector. «Creemos que el freno del comprador ruso no tendrá un efecto directo en la evolución de los precios en el sector, ya que no es el principal comprador en España», admiten desde Knight Frank.

Sin embargo, desde la firma creen que la invasión sí afectará al comprador ruso por las limitaciones a la movilidad que se han decretado tras el ataque de Moscú. «En cuanto a las restricciones financieras, muchos de los compradores trabajan con bancos internacionales a los que no se les ha impuesto ningún bloqueo, si bien puede que el bloqueo a los bancos rusos influya en la utilización de sus cuentas internacionales», advierten.

Los efectos del ataque no sólo alteran la actividad de los compradores particulares, sino que también podrían trasladarse a los grandes inversores. El este de Europa ha sido en los últimos años el objetivo de fondos e inversores que han jugado un papel muy importante en el desarrollo del sector inmobiliario de países como Rumanía, Hungría o la propia Ucrania. Sin embargo, ahora todo eso también está en entredicho. «Aún es pronto, pero observamos que muchas de las operaciones que estaban en curso en las zonas más cercanas a conflicto, como Polonia, Hungría, Eslovaquia o República Checa, se están paralizando. Por el momento, todo esto va a ralentizar la toma de decisiones. No obstante, dado el gran volumen de liquidez que existe en el mercado, los fondos precisan seguir invirtiendo, por lo que es probable que los flujos de inversión se dirijan a otros países menos expuestos como España, Portugal, Francia y la región de Latinoamérica», apunta Víctor Salamanca, CEO de la firma de servicios profesionales Auxadi.

En esta línea, Iñareta también cree que «a medio plazo, España puede convertirse en un polo de atracción para familias centro europeas que por prudencia quieran alejarse de posibles focos bélicos».

A nivel casi doméstico, la guerra también tendrá repercusiones para los compradores e inquilinos. Respecto a éstos últimos, los expertos dan por descontado que las subidas en los precios de la energía que se llevan registrando desde hace días provocarán un aumento de la inflación y eso conllevará una subida automática de las rentas de alquiler que pagan la mayoría de inquilinos y muy posiblemente tenga también efecto en los alquileres que salgan al mercado, ya que tenderán a adaptarse a esos nuevos precios.

Lo advierten desde Idealista, donde extienden los efectos de la subida de los precios al mercado de compraventa. «La inflación impactará sobre los ahorros de las familias y sobre su capacidad de consumo y eso podría empujar a miles de pequeños y medianos ahorradores a proteger su dinero en viviendas para huir de la inflación, lo que podría empujar aún más el apetito inversor de inmuebles en determinados mercados como Madrid, Málaga, la costa levantina y andaluza o las islas», apunta Francisco Iñareta.