Los candidatos eliminados piden masivamente el apoyo para Macron en la segunda vuelta: «Ni un voto para Le Pen»

Las dos grandes perdedoras de estas elecciones, las que representaban los partidos tradicionales (republicano y socialista), Valérie Pécresse y Anne Hidalgo han pedido esta noche el voto para Emmanuel Macron para evitar que gane Marie Le Pen tras conocerse los primeros resultados de esta primera vuelta electoral.
Pécresse cosechó un 5% de los votos y quedó por detrás del candidato ultraderechista Éric Zemmour, mientras que la alcaldesa de París, una de las grandes decepciones para la izquierda, obtuvo apenas un 2% y quedó en décimo lugar, casi a la cola.
La decepción en el cuartel general de la socialista tras conocerse el escrutinio era evidente: «Sé lo decepcionados que estáis esta noche, pero y jutnos haremos el balance objetivo pero no tiraremos jamás la toalla», dijo Hidalgo, animando a sus votantes a apoyar a Macron en la segunda vuelta.
También Pécresse pidió el voto para Macron, para evitar el avance de la ultraderecha. «A pesar de la pasión que me anima, no lo he conseguido en esta campaña. Esta noche la reflexión es que el publo ha votado y su veredicto se impone. es una decepción personal y colectiva. Asumo la responsabilidad de mi parte», ha dicho. También el candidato ecologista, Yannick Yadot (4,3% de los votos), ha pedido apoyo a Macron, así como el candidato comunista, Fabien Roussel (2,6%).
Hidalgo ha hecho el peor resultado de la historia del partido desde el año 1969, y su derrota plantea dudas sobre la supervivencia de la formación y también sobre su futuro al frente de la alcaldía de París, pues su posición tras esta caída ya queda muy debilitada. El grado del batacazo lo ilustra esta anécdota: en un colegio de Pau, en los Pirineos Atlánticos, se les olvidó colocar las papeletas de voto de Hidalgo y durante dos horas, ningún votante las reclamó. Un interventor se dio cuenta de ello.
A pesar de que, a medida que avanzaba la campaña, aumentaban las malas expectativas de voto, Hidalgo quiso seguir adelante. En realidad la crisis de su partido encuentra sus raíces en el mandato de François Hollande. Éste llegó al Elíseo en 2012 tras 17 años con la derecha en el poder. Prometía recuperar el espíritu de Francois Miterrand y luchar contra «el enemigo, las finanzas internacionales». Entonces el Partido Socialista llegó a tener la Presidencia de la República, pero también estaba al frente del Gobierno y tenía mayoría parlamentaria.
Pero la realidad se impuso, con los últimos coletazos de la crisis económica, la amenaza islamista y el avance de la ultraderecha, y Hollande acabó haciendo un mandato decepcionante para gran parte de sus votantes, que esperaban de él políticas menos liberales. Entonces entró en escena un desconocido Emmanuel Macron, entonces ministro de Economía y que montó su propio partido con el aval del propio Hollande.
Cuenta el politólogo Luc Rouban que en 2016 Hollande fue invitado a un día cenar a casa de Macron. El entonces presidente fue a abrir un armario para colgar su abrigo y se encontró con que, en el interior, había un montón de carteles del nuevo partido de su pupilo con la impresión «Macron presidente». La gran amenaza para el Partido Socialista estaba dentro, en su propia casa.
Parte de los votantes socialistas se fueron con Macron y la pérdida de apoyos ha seguido hasta ahora. También se fueron militantes y cargos. Con la excusa del voto útil, otros se han pasado a las filas de Jean Luc Mélenchon, el único candidato de izquierda que tenía posibilidades reales de pasar a la segunda vuelta electoral. En las filas de Hidalgo, no obstante, no se esperaba un resultado tan malo.
Esta elección ha dinamitado la división izquierda, pues el otro batacazo de estos comicios es el del otro partido que se ha alternado el poder en Francia. Cuando Valérie Pécresse ganó las primarias de Los Republicanos parte del entorno de Macron pensó que podría ser una seria amenaza. Ayer fue adelantada por Zemmour. Como Hidalgo, la aspirante que fue ministra con Nicolas Sarkozy y presidenta de la región Île de France lucha ahora por el futuro de su partido.