Lagarde eleva el tono y asegura que el BCE hará «todo lo que sea necesario» para bajar la inflación

Lagarde eleva el tono y asegura que el BCE hará «todo lo que sea necesario» para bajar la inflación

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, ha reforzado este martes el mensaje de compromiso y preocupación que la entidad comparte casi por igual sobre la inflación en la Eurozona y ha reiterado que hará «todo lo que sea necesario» para combatirla y alcanzar el objetivo en torno al 2% que se ha marcado la institución en el medio plazo. «Continuaremos por este camino de normalización, e iremos tan lejos como sea necesario para garantizar que la inflación se estabilice en nuestro objetivo», ha dicho Lagarde.

La mandataria ha comenzado su intervención en el foro anual de Sintra destacando que la inflación en Europa es «indeseablemente alta» y que permanecerá así durante un tiempo, por lo que es «el gran reto de nuestra política monetaria». Seria y con un tono más tajante del que suele emplear en las reuniones periódicas del BCE en Fráncfort, Lagarde ha recordado que esta semana finalizan las compras netas de activos pago el programa de compras del Eurobanco y que después acometerán la primera subida de tipos en la región en 11 años. «Tenemos la intención de aumentar nuestros tres tipos de interés clave en 25 puntos básicos en nuestra próxima reunión el 21 de julio», ha confirmado la dirigente.

Según sus palabras, el BCE necesita actuar de manera «determinada y sostenida», pero también de forma «gradual» y «flexible». «La Eurozona sólo tiene un instrumento para coordinar 19 políticas fiscales -pronto, 20-, por eso la flexibilidad es esencial», ha asegurado, al tiempo que ha defendido que contar con una herramienta específica para combatir la fragmentación permitirá a la entidad aumentar los tipos de interés «tanto como sea necesario».

La fragmentación y el riesgo que supone para los países de la zona euro, especialmente para aquellos cuya situación fiscal es más comprometida, como España o Italia, ha sobrevolado todo el discurso de la mandataria, que una vez más ha aludido a las dificultades para transmitir por igual las decisiones de política monetaria. «Las vulnerabilidades que estamos viendo están contribuyendo a la transmisión desigual de la normalización de nuestra política en todas las jurisdicciones», ha dicho.

Sobre el instrumento que debe diseñar el Eurobanco precisamente para hacer frente a esa fragmentación, Lagarde ha asegurado que «deberá ser eficaz, a la vez que ser proporcionado y contener salvaguardas suficientes para preservar el impulso de los estados miembros hacia una política fiscal sólida».

En este sentido, la francesa ha defendido que preservar la transmisión de la política en toda la zona del euro permitirá que las tasas «aumenten tanto como sea necesario».

Uno de los puntos más novedosos de su discurso tiene que ver con el que la ha llevado a reconocer, por primera vez, que la economía doméstica y la demanda de los hogares están presionando los precios. «Las presiones inflacionarias se intensifican y amplían a través de la economía doméstica», ha dicho.

Asimismo, Lagarde ha advertido de que existen señales de que los shocks de oferta que afectan a la economía podrían durar más y, aunque es razonable suponer que las interrupciones de la cadena de suministro global se resolverán gradualmente, las perspectivas para la energía y las materias primas siguen siendo «nubladas».

La manera en que todos esos condicionantes afecten a la economía determinará la hoja de ruta de la entidad en los próximos meses. Tal y como dijo la propia Lagarde tras la última reunión del BCE, el banco es «dependiente de los datos» para marcar sus pasos y sobre esa condicionalidad, la mandataria ha advertido de que «no debe confundirse con el retraso de la normalización»,

De hecho, Lagarde ha advertido de que hay condiciones en las que el gradualismo no sería apropiado, como en el caso de que una inflación más alta amenazase con desanclar las expectativas de inflación, o existieran señales de una pérdida más permanente de potencial económico que limita la disponibilidad de recursos, lo que forzaría al BCE a retirar su acomodación monetaria más rápidamente.