La creciente producción de heroína en Afganistán: la otra guerra perdida

En la calle viven cuatro millones de drogadictos. Algunos son llevados a clínicas de recuperación.

La creciente producción de heroína en Afganistán: la otra guerra perdida

En la calle viven cuatro millones de drogadictos. Algunos son llevados a clínicas de recuperación.

Han pasado siete meses desde que Estados Unidos (EE.UU.) abandonó Afganistán. Una salida cuestionada por algunos y celebrada por otros. Más allá de la “victoria” obtenida por los talibanes al tomar el poder, hay otro triunfo no menos importante: el aumento de la producción de opio.

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Afganistán produce más del 80 por ciento de la heroína que se consume en el mundo y los ingresos por la su producción son considerables. Una investigación de The Washington Post indica que solo en 2019 la cifra alcanzó los 113 millones de dólares anuales.

Según EE. UU. Su presencia en ese país era para hacer frente al vertiginoso aumento de las plantaciones de amapolas, de la cual extraen los elementos para la producción del opio. Ahora, el régimen talibán persigue.a los drogadictos en las calles, que suman unos cuatro millones, sin embargo, no ha prohibido los cultivos en los campos.

Un reportaje de febrero de 2022 de France 24, muestra cómo los policías talibanes persiguen a los drogadictos en las calles. Pero las mismas autoridades dicen que aunque es ilegal el consumo, detener el cultivo de las flores también depende de la comunidad internacional a la que exigen reconocimiento.

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En Kabul la situación es compleja. La pobreza conjugada con pocas oportunidades de empleo atraen a las personas al consumo o la venta. The Washington Post cita el caso de un ciudadano que servía de intérprete a las tropas estadounidenses pero se quedó sin trabajo.Cayó en drogas y ahora está en rehabilitación.

Sin control, los laboratorios y sembradíos continúan en aumento. Los campesinos se dedican al cultivo porque es una forma de sustento pero además también lo es para los grupos extremistas.

En 2018 un infome de Naciones Unidas reveló que el incremento de la producción era de 63 por ciento ese año y que en 2017, insurgentes cosecharon ganancias de entre 116 y 184 millones de dólares solo por “impuestos” que le gravan a la producción.

Sin control ni esfuerzos, Afganistán sigue en su carrera acelerada de producción de heroína así como el alarmante número de consumidores en su propio suelo.

REDACCIÓN INTERNACIONAL

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