Israel vive la más dura ola terrorista en los últimos años

Las autoridades buscan soluciones en vísperas del inicio del Ramadan. 

Israel vive la más dura ola terrorista en los últimos años

Las autoridades buscan soluciones en vísperas del inicio del Ramadan. 

Los últimos días fueron los más cruentos en Israel, en su lucha contra el terrorismo, en muchos años. En ocho días fueron cometidos tres atentados mortales, que cobraron la vida de 11 personas. Los escenarios fueron las ciudades de Beer Sheba, Hadera y este martes Bnei Brak.

(Lea: ¿Qué pasa en Israel? Una cumbre y tres ataques armados en una semana)

Los perpetradores fueron, en los dos primeros, árabes ciudadanos de Israel identificados con ISIS y en el caso de Bnei Brak, un palestino de la aldea Yabed junto a Jenin, que no está totalmente claro qué afiliación tenía, ya que era conocido como del Jihad Islámico, había aparecido con banderas de Hamás, pero lo reivindicaron los Mártires de Al-Aksa de Al Fatah.

(Le interesa: ¿Por qué es importante la cumbre en Israel con cuatro países árabes?)

En los tres casos, los responsables fueron abatidos, lo cual frenó la continuación de los ataques. El jefe de Hamás en el exterior Khaled Mashal declaró que “el ataque en Bnei Brak fue un claro mensaje para que se detenga la normalización”, con lo que se refirió a la cumbre entre Israel y 4 países árabes que se llevó a cabo esta semana en territorio israelí.

“Todas las opciones están abiertas de cara al Ramadán” agregó, asegurando que “en los próximos días, puede haber varias sorpresas”. Cabe recordar que Hamás y el Jihad Islámico tienen profundo interés en “calentar los ánimos”, incitando a la población a cometer atentados, con especial interés en la participación de los árabes israelíes en ello.

Israel se debate ahora acerca de cómo reaccionar
. En primer término, fueron realizados arrestos de sospechosos de haber colaborado con los terroristas, y en el caso del palestino que mató en Bnei Brak, ya se prepara la destrucción de su casa, un recurso que usa Israel a menudo en caso de atentados con muertos, para intentar disuadir repetición futura.

El Primer Ministro Naftali Bennet-que dado que ha dado positivo de Covid-19 realiza todas las consultas políticas y de seguridad por zoom desde su casa– ha declarado que el país lidia con un grave ola terrorista y exhortó a la ciudadanía ser precavida y estar alerta.

Policía israelí tras los hechos del 29 de marzo.

Foto:

GIL COHEN-MAGEN / AFP

En un mensaje filmado que fue transmitido a la nación, Bennett exhortó a todos aquellos que tienen armas con licencia legal, anden con ellas si salen a la calle por si se topan con una situación de atentado que pueda ser cortada por la intervención rápida de un testigo.

Ha habido numerosos casos de atentados que fueron interrumpidos por la reacción de civiles que llevaban armas legalmente, y que actuaron antes de la llegada de la Policía.

Una de las grandes dudas de las autoridades, es cómo maniobrar entre la necesidad de tomar medidas que aporten sensación de seguridad a la ciudadanía y también ayuden a frenar nuevos atentados a tiempo, sin crear efectos contraproducentes.

Por ejemplo, de cara al mes sagrado musulmán del Ramadan que está por comenzar, Israel había tomado varias decisiones especiales, que ahora no es seguro en qué terminarán. Una de ellas es, por ejemplo, permitir que palestinos de Cisjordania puedan llegar a la mezquita de Al Aksa en Jerusalem.

Tomaremos todas las medidas de acuerdo a lo que sea necesario […] para dar a la población la necesaria sensación de seguridad”.

Un desafío singular es lidiar con los casos en los que atentados son cometidos por árabes ciudadanos de Israel.

Hay sobre la mesa una propuesta clara de quitarles ciudadanía , aunque sea después de eliminados, determinando que su familia no puede recibir ninguna subvención de parte del Estado, algo que sí está ocurriendo ahora, según ha asegurado el Ministro de Defensa Beni Gantz, recalcando que hay refuerzos de efectivos armas.

Un elemento singular en los resultados de los últimos atentados es que por un lado cobraron vidas y sumieron a Israel en un duelo generalizado, y por otro dejaron en claro lo multifacético de la sociedad israelí.

De los 11 muertos en estos ataques, 7 eran judíos, 1 era un policía árabe cristiano, otro un efectivo druso en la Guardia de Fronteras y 2 trabajadores extranjeros, de Ucrania.

JANA BERIS
PARA EL TIEMPO
JERUSALÉN

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