El mantenimiento de los paros deja a la cadena alimentaria en alerta máxima

El mantenimiento de los paros deja a la cadena alimentaria en alerta máxima

La cadena alimentaria afronta una nueva etapa de incertidumbre después de que los transportistas que llevan en paro dos semanas rechazaran ayer las propuestas del Gobierno para el sector. Seguirán las movilizaciones, lo que implica no dar tregua a la cadena de suministro, al límite desde hace ya varios días.

El sector ya pidió ayer a los camioneros que desconvoquen el paro, pues «ya no hay ningún argumento que justifique continuar con el mismo», señalaron en un comunicado las principales organizaciones que integran la cadena de valor del gran consumo, desde el sector primario hasta la distribución.

Las ayudas aprobadas, recalcan, «son superiores a las adoptadas en otros países europeos y permiten afrontar con garantías un contexto de la máxima complejidad y atajar los problemas», señalaban organizaciones como Aces, Aecoc, Cooperativas Agroalimentarias, Fiab, Asedas o Anged.

Continuar con los paros puede tener un efecto devastador para este sector tan esencial para la economía del país: A lo largo de estas semanas hemos visto toneladas de pescado almacenadas en las lonjas, con destino incierto; explotaciones que tenían que tirar la leche porque ya no la podían almacenar, o multinacionales como Danone, por ejemplo, que han parado algunas de sus plantas al no contar con las materias primas para elaborar sus productos o con los materiales auxiliares necesarios para el envase.

Este colapso inédito en la cadena agroalimentaria, que suele funcionar como un reloj, ha provocado rupturas de stock en los lineales de los supermercados, sobre todo en productos como la leche. Los lineales dedicados a estos lácteos casi vacíos se han convertido en la imagen de esta huelga.

Por eso, la continuidad de las movilizaciones es un jarro de agua fría para todo el sector agroalimentario, que esperaba poder reactivarse en los próximos días y que acumula pérdidas incalculables. Fuentes del sector explican que en las últimas horas la tensión había disminuido en algunas zonas donde el conflicto se sentía con más fuerza. El puerto de Barcelona seguía ayer al límite de su capacidad, con sus dos terminales de mercancías llenas de contenedores que no podrían salir.

En Mercamadrid la actividad estaba en torno al 85 % de la habitual para un viernes cualquiera. Durante esta semana la entrada de mercancías se ha mantenido estable en torno al 80 y 90% de su capacidad habitual y que en estos momentos hay una oferta y variedad de producto «más que suficiente» y se han recuperado productos que la semana pasada entraron en menor volumen.

Cada día de paro el coste es mayor. A la distribución le está costando 130 millones diarios poder abastecer a las tiendas en estas circunstancias tan extremas. Nunca antes, ni siquiera en la primera fase de la pandemia, la cadena de suministro había estado tan tensionada. El sector agroalimentario insiste en pedir a los ciudadanos que compren con responsabilidad y no hagan acopio excesivo sin necesidad, para evitar que el problema se agrave más.