El ‘efecto Netflix’ contagia a Silicon Valley: más despidos, menos contratos y problemas para lograr financiación

El ‘efecto Netflix’ contagia a Silicon Valley: más despidos, menos contratos y problemas para lograr financiación

En la jerga de Silicon Valley, un unicornio es una compañía tecnológica valorada en más de 1.000 millones de dólares y, a mediados de 2020, unas 430 empresas entraban en esa categoría. Hoy se calcula que son más de 1.000. Es un buen dato para explicar cómo 2021 ha sido un año de cifras absurdamente altas en el mundo de la tecnología, absurdamente altas incluso para un sector acostumbrado a los excesos de ceros en los cheques.

En total, las compañías de capital riesgo invirtieron cerca de 630.000 millones de dólares en busca del próximo milagro tecnológico. Criptomonedas, web3, seguridad, datos en la nube, metaverso… todo vale si existe la mínima oportunidad de entrar pronto en el accionariado de la próxima Google o Amazon.

O valía. Es muy probable que esa cifra récord quede ahora como símbolo de los buenos tiempos, del dinero fácil. Sólo en abril, según datos de Crunchbase, la cantidad de dinero invertida en startups ha descendido un 12%. El crash de las compañías tecnológicas cotizadas en bolsa, el miedo a una recesión y la alta inflación parecen haber aguado la fiesta en centros tecnológicos de San Francisco, Nueva York o Seattle.

Una consecuencia directa es que, en un sector donde hasta hace poco un ingeniero podía saltar de compañía en compañía cada seis meses con aumentos significativos de sueldo, ahora muchos se piensan dos veces el próximo paso de su carrera. Las ofertas de trabajo y las llamadas de los reclutadores empiezan a escasear.

Entre las grandes empresas tecnológicas la nueva política es parar contrataciones. Twitter lo anunció poco después de conocerse el interés de Elon Musk por hacerse con el control de la compañía. Salvo excepciones contadas, ningún responsable de división puede contratar.

Meta, la empresa antes conocida como Facebook, está en una situación parecida. Hace pocos meses se quejaba de lo complicado que era encontrar talento por la enorme demanda de programadores. Ahora, por orden de su responsable financiero, dejará de contratar nuevos empleados durante el resto del año. Lo hará incluso en su división enfocada al llamado metaverso que, se supone, es el futuro de la empresa.

Otra de las grandes tecnológicas que no buscará nuevos ingenieros es Uber. «Contratar a alguien debe empezar a ser considerado como un privilegio», ha dicho Dara Khosrowshahi, presidente de la empresa, en un comunicado interno lanzado a principios de mes.

Para algunas empresas parar nuevos contratos no es suficiente. Con las acciones en caída libre y sin mucho margen para emitir más deuda, necesitan mejorar flujos de caja rápidamente. Han comenzado a aligerar los gastos despidiendo a parte de su personal, algo que no pasaba a gran escala en el sector desde la crisis de 2008. Es el caso de Netflix, que ha eliminado cientos de puestos de trabajo de su división editorial, Tudum, creada sólo hace unos meses para apoyar los lanzamientos del servicio de streaming.

Pero hay más ejemplos. Carvana, una conocida startup de compraventa de vehículos, despidió a principios de mes a más de 2.500 trabajadores, el 12% de su plantilla; Robinhood, una app para operar en bolsa, al 9%; Peloton, que vende bicicletas estáticas con un servicio de clases interactivas asociadas y se convirtió en un fenómeno de masas durante la pandemia, a más de 2.800 empleados, un 20% de sus trabajadores.

La web layoffs.fyi lleva la cuenta de todos estos despidos desde el inicio de la pandemia de Covid-19 y la cifra ronda ya los 116.000. Una buena parte de ellos se produjeron en la primera mitad de 2020, cuando las medidas de confinamiento hicieron pensar en una parada absoluta de la actividad económica. Empresas de viajes y transportes como Booking, Uber o Airbnb despidieron a miles de trabajadores anticipando una recesión.

Las empresas tecnológicas, sin embargo, demostraron una gran capacidad de adaptación y sus valoraciones en bolsa y en rondas de financiación se dispararon. Desde septiembre de 2020 el número de despidos en la industria había sido mínimo. Lo peor, parecía, había pasado. Pero desde febrero de este año la gráfica de despidos se ha vuelto exponencial. Las cifras del paro en EEUU continúan en mínimos históricos pero ya se sabe que a Silicon Valley siempre le gusta ir contracorriente y esto no parece ser una excepción.