El clan de caníbales que se habría comido a más de mil viajeros en Escocia

En búsqueda del culpable de estos crímenes, muchos inocentes fueron asesinados.

El clan de caníbales que se habría comido a más de mil viajeros en Escocia

En búsqueda del culpable de estos crímenes, muchos inocentes fueron asesinados.

En Escocía existe el mito de un terrible asesino llamado Alexander “Sawney” Bean y su clan de caníbales, quienes se alimentaban de los viajeros que pasaban cerca de su guardia.

Esta leyenda se ha convertido en la razón por la que muchos se asustan en las noches. De hecho, cuando la oscuridad llega los escoceses cantan la balada:

“No vayas por Galloway, pues has de saber que Sawney Beane te espera allí. Sawney Beane, Sawney Beane, cuídate de Sawney Beane. No dejes que derriben tu caballo Sawney Beane”.

¿Es solo una leyenda o de verdad pasó?

Hay historiadores que aseguran que Alexander “Sawney” Beane realmente existió. Aunque no se sabe muy bien la fecha exacta, ya que unos lo sitúan en el año 1390 y otros lo hacen en el siglo XVI, durante el reinado del rey Jacobo VI de Escocia.

Sin embargo, todas las historias coinciden en el mismo relato. Y es que este terrible hombre nació en East Lothian, en una población agrícola cerca de Edimburgo.

La familia de Alexander quería que él siguiera los pasos del padre y se convirtiera en el panadero del pueblo. Sin embargo, Alexander nunca se sintió parte de su comunidad ni de su familia.

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Tiempo después, se estableció con Anges Douglas, quien era conocida como la bruja oscura de Lothian, que, según el relato, ya había cometido sacrificios humanos e incluso conjuros al diablo.

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Ambos, cansados de sus vidas, decidieron huir. Para poder sostenerse, empezaron a robar a cualquier persona que se cruzara en el camino.

Según la leyenda, fue en ese entonces cuando Alexander probó la carne humana. Esto debido a que se plantearon que comer humanos era la mejor opción para no morir por desnutrición, ya que nadie les cambiaba las cosas que robaban por alimentos.

Fue así que empezaron a comerse a las personas que pasaban por donde ellos estaban, dejando los cuerpos de tal forma que los demás pensaran que fueron atacados por un animal salvaje.

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Se establecieron y formaron una familia

Después de pasar varios años caminando de un lado al otro, decidieron quedarse en la localidad de South Ayrshire, cerca de Ballantrae.

En este lugar se toparon con una cueva que tenía vista al mar, que se convirtió en el lugar perfecto para ellos, ya que cuando el nivel del mar subía no se veía la entrada.

Según relata W. J. Passingham en un artículo para la revista Blanco y Negro del 4 de marzo de 1934, la cueva era amplia y seca, lo que les permitía poder pasar el invierno, pero tenían un gran problema: no se conseguía comida.
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Así que, explorando en la zona, hallaron un camino que terminaba en un embarcadero, el cual era empleado por los escoceses para viajar a Irlanda.

“Hambriento y desesperado, el joven asestó un golpe a un viajero que en ese momento cruzaba el camino y se llevó su cadáver a la cueva. No le interesaba su dinero o sus posesiones, solo su carne», comentó Passingham.

Tiempo después, la pareja tuvo ocho niños y seis niñas, convirtiéndose en un clan de caníbales.
Acostumbraban a hacer sus ataques en la noche para no dejar huellas. Además, el punto estratégico de la cueva ayudaba a que no fueran encontrados.

Levantando sospechas

La desaparición de tantas personas atrajo la mirada de la policía local, que para acabar con la matanza inició una verdadera caza de brujas en la que muchos inocentes fueron sacrificados.

Un día, una pareja de comerciantes pasó a caballo por la zona donde la familia solía cazar, cuando de pronto se vieron rodeados de un grupo de hombres y mujeres. Como el comerciante tenía una espada, logró defenderse y escapar. Sin embargo, su esposa no contó con la misma suerte y fue atrapada por el clan.

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Rápidamente, el señor salió montando su caballo en busca de ayuda para salvar a su esposa. Cuando el rey se enteró de la situación, envió a 400 soldados para encontrar a la mujer.

Con la ayuda de sabuesos, localizaron la cueva del clan de caníbales. Pero al entrar quedaron horrorizados, ya que los niños jugaban con los restos de los cadáveres y las paredes estaban decoradas con esqueletos.

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El final de sus crímenes

La familia fue llevada presa a Edimburgo y, sin tener la posibilidad de un juicio, fue condenada a muerte.

La familia nunca mostró arrepentimiento e incluso Sawney Bean repetía continuamente: «No ha terminado, nunca terminará».

El clan tuvo alrededor de 48 personas gracias al incesto. Aunque no se ha confirmado si está leyenda es de verdad, en Escocia hay una recopilación de mitos y leyendas sobre el canibalismo.

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