‘El aislamiento de Rusia hará que el Kremlin sea aún más peligroso’

Entrevista sobre la Rusia de Putin y su guerra contra Ucrania con Nina L. Kruscheva.

‘El aislamiento de Rusia hará que el Kremlin sea aún más peligroso’

Entrevista sobre la Rusia de Putin y su guerra contra Ucrania con Nina L. Kruscheva.

En la siguiente entrevista, Nina L. Kruscheva, profesora de Asuntos Internacionales en The New School (Nueva York) y nieta de Nikita Kruschev, líder de la Unión Soviética durante una parte de la Guerra Fría, habla sobre la Rusia de Vladimir Putin y su guerra contra Ucrania.

(Le puede interesar: Ucrania afirma que toda la región de Kiev fue liberada de las fuerzas rusas).

Project Syndicate: en junio de 2021, usted argumentó que vivíamos en una era caracterizada por el mismo tipo de ‘política nuclear al borde del abismo’ que marcó la década de 1950 y principios de la década de 1960. Con el presidente ruso, Vladimir Putin, emitiendo advertencias nucleares, el riesgo de un error de cálculo devastador que usted destacó es recientemente sobresaliente. ¿Qué lecciones de la Guerra Fría deberían retomarse para evitar una catástrofe nuclear hoy y en el futuro?

Nina L. Kruscheva, profesora de Asuntos Internacionales en The New School (Nueva York) y nieta de Nikita Kruschev.

Foto:

The New School

Nina L. Kruscheva: revisé Nuclear Folly: a New History of the Cuban Missile Crisis, de Serhii Plokhy, el año pasado, para responder precisamente a esa pregunta. Si bien la política ‘al borde del abismo’ en el tema nuclear ha vuelto al primer plano con la invasión rusa de Ucrania, el terreno realmente se preparó en 2001, cuando el presidente George W. Bush decidió retirar a Estados Unidos del Tratado de Misiles Antibalísticos de 1972, que se consideraba una piedra angular de la estabilidad estratégica. Después de ese movimiento, tanto EE. UU. como Rusia comenzaron a erosionar gradualmente el régimen de control de armas estratégicas que había surgido a raíz de la crisis de los misiles de Cuba para evitar confrontaciones similares. Cincuenta años después, la lógica que impulsó el ascenso de ese régimen parece faltar. La crisis de los misiles cubanos tardó 13 días en resolverse. Nikita Kruschev y John F. Kennedy reconocieron que el más mínimo error de cálculo o accidente podría conducir a una catástrofe nuclear global. No estamos viendo una preocupación similar por la humanidad por parte de nuestros líderes actuales, con Putin mostrando una actitud particularmente arrogante, incluso cruel, hacia la vida humana. El primer paso atrás desde ese jugar ‘al borde del abismo’ debe ser el reconocimiento de la naturaleza existencial de la amenaza nuclear.

(Además: Duque habló con Volodímir Zelenski, quien le agradeció por ayuda a Ucrania).

PS: semanas antes de que las fuerzas rusas invadieran Ucrania, usted argumentó que Putin no estaba buscando ‘reconstituir la Unión Soviética’ como parte de un ‘proyecto de legado’, sino más bien reforzar el estatus de Rusia como una ‘nación especial’, con su propia esfera de influencia. La invasión aparentemente confirmó esto, aunque, en su opinión, también mostró una alarmante falta de pragmatismo. ¿Qué amenazas o concesiones cree que podrían persuadir a Putin para que ponga fin a la violencia en Ucrania? ¿Aumentarían tales concesiones el riesgo de agresión rusa hacia otras exrepúblicas soviéticas, o incluso hacia los antiguos satélites soviéticos ahora firmemente arraigados en la Unión Europea y la Otán?

NLK: hasta el último minuto, creí que Putin no se lanzaría a una guerra con Ucrania. Después de todo, tiene un largo historial de cierto pragmatismo, mordiendo casi exactamente tanto como podía masticar. Tomemos como ejemplo la guerra en Georgia en 2008. Rusia entró y salió rápidamente de Tskhinvali, la capital de Osetia del Sur, después de que el entonces presidente georgiano Mikheil Saakashvili, que había hecho de la restauración del control georgiano de las autoproclamadas repúblicas de Osetia del Sur y Abjasia un objetivo clave, ordenara que la ciudad fuera bombardeada. Todo el conflicto duró menos de dos semanas y terminó con Rusia reconociendo a Osetia del Sur y Abjasia como estados independientes. La anexión de Crimea de Ucrania por parte de Rusia en 2014 fue otra operación rápida, en gran parte clandestina.

PS: ¿Qué cambió esta vez?

NLK: la invasión de Ucrania, que ocurrió a la vista del mundo, luego de tres meses de conversaciones internacionales muy ruidosas sobre la posibilidad, fue muy poco característica de Putin. Si bien la retórica de Putin cuestionando el derecho de Ucrania a existir como un Estado independiente había estado aumentando durante algún tiempo, la decisión de invadir parecía imprudente e impulsiva, sobre todo porque va en contra del interés nacional de Rusia. Sin embargo, ahora que Putin ha tomado esa decisión y hay pocas posibilidades de que se rinda fácilmente, continuará la violencia hasta que se cumplan sus demandas. Eso significa que Ucrania posiblemente tendría que reconocer a Crimea como parte de Rusia, y reconocer a Donetsk y Lugansk como repúblicas independientes, entregando así a Putin un corredor terrestre a Crimea. También tendría que comprometerse con la neutralidad estratégica y aceptar límites a sus fuerzas armadas. Si Ucrania aceptará estas condiciones bastante drásticas es otra cuestión. Pero los líderes de Ucrania deberán tener en cuenta el hecho de que Putin tiene poco que perder. Además, como Richard Haass, del Consejo de Relaciones Exteriores, observó recientemente, Putin parece mucho más interesado en hacer un punto –no ignorar a Rusia ni desairar a su presidente– que en llegar a un acuerdo. En cualquier caso, si las dos partes llegan a un acuerdo, debe incluir disposiciones que prohíban efectivamente a Rusia volver a intentar algo como esto en territorio extranjero cercano.

(También: La guerra en Ucrania ha dañado 53 sitios culturales, dice Unesco).

PS: después de la invasión, usted escribió que los rusos están rechazando al régimen de Putin con más fuerza que en el pasado. Pero, aunque algunas protestas contra la guerra han continuado, el Kremlin ha desatado toda la panoplia de tácticas de Estado policial y ha restringido severamente el acceso de los rusos a informes independientes sobre la guerra. ¿Qué diferencia podría hacer la resistencia popular a la guerra de Ucrania y cuáles son sus límites? ¿Está vacilando la maquinaria de propaganda de Putin, como han sugerido algunos medios occidentales, o podría lograr usar esta guerra para mejorar su posición interna?

NLK: la maquinaria de propaganda del Kremlin está trabajando a toda máquina, marcando a cualquiera que no esté de acuerdo con la ‘operación militar especial’ de Rusia como un ‘enemigo del pueblo’. La ley de 2012 que permite al Kremlin calificar a los opositores percibidos que reciben dinero del extranjero como ‘agentes extranjeros’ ahora se está aplicando más ampliamente que nunca, con cualquier periodista o miembro del personal de una organización ‘financiada por el extranjero’ que reciba la designación. Ahora, muchos más miles de personas están destinadas a ser apodadas enemigas de la ‘rusoidad’, un concepto vago que parece implicar que los rusos ‘reales’ deben oponerse a Occidente. Pronto no quedarán voces para desafiar la narrativa de Putin de que Occidente está dispuesto a destruir a Rusia. Todo lo que los rusos verán son sanciones económicas occidentales sin precedentes, que están afectando a la gente común, y un boicot global de la cultura, el atletismo y la sociedad civil rusos (o lo que queda de ella). Al obligar a los rusos a aceptar la responsabilidad colectiva por el putinismo, la comunidad internacional, liderada por EE. UU., está reforzando a Putin, no destruyéndolo. Tal vez el pueblo ruso se levante contra el Kremlin algún día, como parece esperar Occidente, pero para entonces muchos estarán muertos o exiliados.

PS: Rusia, ha señalado, ahora se enfrenta a un mayor aislamiento que incluso el que la Unión Soviética enfrentó bajo el liderazgo de su abuelo, Nikita Kruschev. En 2019, usted y Jeffrey Tayler publicaron In Putin’s Footsteps: Searching for the Soul of an Empire Across Russia’s Eleven Time Zones, que construyó un retrato de Rusia examinando una ciudad en cada una de sus 11 zonas horarias. ¿Cómo percibirán los rusos este nuevo estatus de paria, no solo en ciudades como Moscú y San Petersburgo, sino en todo un país que usted describe como ‘coherentemente incoherente’?

«Hasta el último minuto, creí que Putin no se lanzaría a una guerra con Ucrania. Después de todo, tiene un largo historial de cierto pragmatismo, mordiendo casi exactamente tanto como podía masticar».

NLK: el aislamiento que los rusos enfrentarán se parecerá al de la era de Stalin, no de Kruschev. A fines de las décadas de 1950 y 1960, las fronteras se cerraron, pero había programas activos de intercambio cultural, científico y de otro tipo, embajadas en funcionamiento y cobertura de noticias de los medios de comunicación occidentales. Hoy en día, la mayor parte de esto ha sido eliminado o puesto en gran peligro. Moscú y San Petersburgo, las dos ciudades verdaderamente globales de Rusia, sufrirán enormemente por las barreras que ahora se han erigido. Pero este nuevo aislamiento global también se sentirá agudamente en otras grandes ciudades rusas: en Ekaterimburgo, la ciudad de Boris Yeltsin; Novosibirsk, un sofisticado centro científico; Vladivostok, la ciudad rusa más cosmopolita de la costa del Pacífico, y en otros lugares. Es posible que las ciudades más pequeñas no noten tanto el cambio al principio, pero a la larga, el aislamiento también las afectará. Putin dice que Rusia no necesita a Occidente, y promete que el país prosperará por sí solo. Pero esas afirmaciones ignoran por completo la evidencia histórica, incluida la propia experiencia de la era soviética de Rusia. Ningún país está mejor cuando está aislado del mundo.

(Continúe leyendo: Erdogan pide a Putin que se reúna con Zelenski para «coronar» negociaciones).

PS: Usted y Tayler concluyen que los vastos activos de Rusia, desde los recursos naturales hasta la diversidad étnica y las instituciones educativas, la convierten en una de las dos ‘naciones indispensables’ del mundo, junto con Estados Unidos. Más allá de las importaciones de energía y algunos otros productos básicos, ¿qué puede perder Occidente con el aislamiento de Rusia?

NLK: representando una parte sustancial del continente euroasiático, Rusia no es Corea del Norte ni siquiera Irán. Su tamaño por sí solo significa que convertirlo esencialmente en un agujero negro económico, de comunicaciones e información, y perder el acceso a sus vastos recursos, incluido el capital natural y humano, equivaldrá a una pérdida importante. La cultura rusa impregnó el mundo incluso durante la era de Stalin. Además, el papel de la Unión Soviética en la victoria aliada en la Segunda Guerra Mundial no debe olvidarse. Pero quizás el mayor inconveniente potencial del aislamiento de Rusia es que hará que el Kremlin sea aún más peligroso. Una vez que Rusia sea expulsada de los sistemas e instituciones globales –la última sugerencia, hecha por el presidente de EE. UU., Joe Biden, en su viaje a Europa, es expulsar a Rusia del G20– a las potencias externas les quedará muy poca influencia. Agregue a eso la represión interna y la creencia de que Rusia ha sido perjudicada, y no se sabe cómo el Kremlin podría arremeter.

PS: Una pregunta que se ha planteado repetidamente desde que Rusia invadió Ucrania, incluso en un reciente pódcast de Los Angeles Times al que usted fue invitada, es qué papel podría desempeñar China, ya sea para apuntalar la economía de Rusia o presionar a Putin para que ponga fin a la violencia. ¿Cuánta influencia tiene el presidente chino, Xi Jinping, sobre Putin, y cuáles son las palancas más efectivas que podría usar si decidiera intervenir?

«Pero quizás el mayor inconveniente potencial del aislamiento de Rusia es que hará que el Kremlin sea aún más peligroso».

NLK: es posible que Xi controle más palancas para influir en las acciones de Putin que cualquier otro líder mundial, comenzando con la provisión o retención de asistencia económica. Si Xi hubiera intentado desempeñar un papel conciliador, podría haber hecho una diferencia real, sobre todo porque tal medida habría sido tan inusual para China. Pero, hasta ahora, parece tener poco apetito por la intervención, pareciendo no querer ni condonar ni condenar las acciones de Putin. Tal vez quiera evitar las represalias occidentales, que Biden ha prometido. O tal vez simplemente ha determinado que por la guerra de Putin no vale la pena arriesgar la reputación de China. Esto aún puede cambiar. Pero es muy posible que permitir que la guerra de Ucrania se prolongue sirva mejor a los intereses de Xi que ponerle fin. En comparación con Putin, Xi parece especialmente predecible y pragmático. Al mismo tiempo, sin embargo, la agresión de Putin envía un mensaje importante: no empujen a los líderes autoritarios al borde del abismo.

© PROJECT SYNDICATE
NUEVA YORK

Encuentre también en Internacional:

En vigor pago de gas ruso en rublos sin que Gazprom cierre las tuberías

La guerra en Ucrania ha dañado 53 sitios culturales, dice Unesco