EEUU: cárcel de por vida para quien ayude a provocar un aborto

EEUU: cárcel de por vida para quien ayude a provocar un aborto

América El Tribunal Supremo de EEUU deroga el derecho al aborto

En Alabama, aquella persona que ayude a una mujer a abortar puede ser condenada a 99 años de cárcel. En Texas, la pena máxima es, literalmente, cárcel de por vida. Esas leyes son solo dos ejemplos de la nueva regulación del aborto en Estados Unidos que va a entrar en vigor después de la sentencia del Tribunal Supremo del viernes, que derogó la constitucionalidad del aborto y lo dejó, por tanto, en manos de los estados.

Así es como se llega a leyes como las de Alabama y Texas. El aborto en el primero de esos estados está prohibido en todos los casos, incluyendo incesto y violación, con la sola excepción de que haya un riesgo serio de vida para la madre o que el embrión tenga alguna dolencia que vaya a causarle la muerte en los días posteriores a su nacimiento. En Texas, solo está autorizado cuando la mujer corre riesgo de problema de salud severo si no aborta.

Las leyes que tipifican esas penas y esas regulaciones habían sido aprobadas por esos estados, de mayoría republicana. Pero hasta ahora no habían entrado en vigor, ya que eran, literalmente, anticonstitucionales, puesto que contravenía la sentencia del Tribunal Supremo ‘Roe versus Wade’, de 1973, que no solo establecía que el aborto era un derecho universal sino que, además, declaraba que éste podía ser llevado a cabo hasta que el feto fuera «viable», es decir, que pudiera vivir fuera del vientre de la madre. Normalmente, eso significaba abortos hasta las 24 semanas de gestación.

En cuanto el Tribunal hizo pública su decisión el viernes, todos los centros que practican abortos en Texas cerraron sus puertas. La ley que establece la posibilidad de mandar a la cárcel de por vida a los que hagan abortos solo entrará en vigor, aproximadamente, en unos dos meses. Pero los riesgos legales ya son enormes. En el condado de Starr, en Texas, una mujer que se produjo a sí misma un aborto este año ha sido procesada por asesinato. La ley de Texas establece cárcel de por vida o incluso la pena de muerte para ese delito. La confusión, además, se agrava en un país tan descentralizado como EEUU, donde los fiscales de distrito tienen una enorme autonomía para decir qué acciones emprenden. En Alabama, dos de los tres centros que realizaban abortos en el estado cerraron sus puertas inmediatamente.

El debate no solo afecta al aborto. En su ‘opinión’ – que es como se llama a los análisis de los jueces del Supremo cuando ese órgano judicial dicta sentencia – sobre el aborto, el viernes, el juez Clarence Thomas insta a la corte a «reconsiderar» una serie de decisiones en las que fueron legalizados los anticonceptivos, el matrimonio entre personas del mismo sexo y las relaciones sexuales entre hombres.

Precisamente, la mujer de Thomas, Ginni, fue una de las organizadoras de la estrategia de Donald Trump para tratar de revertir los resultados de las elecciones de 2020, que ganó Joe Biden. Queda, además, la cuestión de si en el futuro el Supremo decidirá que el aborto no debe ser legal en ningún estado del país, algo que por ahora se antoja imposible pero que, tras la sentencia del viernes, ha cobrado visos de verosimilitud.