Así fabrica China el relato de la «guerra justa» de Vladimir Putin

Así fabrica China el relato de la «guerra justa» de Vladimir Putin

LUCAS DE LA CAL


@Lucasdelacal

Pekín

Actualizado Martes,
29
marzo
2022

02:12

El jueves, mientras en Europa se recordaba que hacía justo un mes que Rusia había comenzado la invasión de Ucrania, en China destacaban que hace 23 años la OTAN bombardeó la antigua Yugoslavia. Cuestión de prioridades para la agencia estatal china Xinhua, que fue la primera que se encargó de resucitar las sombras de la alianza atlántica justo cuando sus líderes se reunían en Bruselas y presionaban a Pekín para que se centrara en tener un papel activo en la mediación para lograr un alto al fuego.

Desde China ni siquiera esperaron a escuchar el tirón de orejas de la OTAN por su continua amplificación de las narrativas falsas de Moscú. Los medios controlados por el Partido Comunista Chino (PCCh) se adelantaron a las reprimendas y llenaron columnas con opiniones de los académicos más nacionalistas para que el público chino tuviera claro que esa cumbre en Bruselas no era más que una artimaña para avivar las llamas de la crisis de Ucrania. Estas palabras exactas aparecen en un titular del Global Times, el tabloide editado en inglés que más ruido hace fuera de China.

«Hace 23 años, la OTAN comenzó sus 78 días de bombardeos a Yugoslavia que mataron a miles de civiles. No es casualidad que la OTAN eligiera su cumbre este año en la misma fecha para fortalecer sus despliegues militares y armar aún más a Ucrania en nombre de la paz, que es verdaderamente irónico e hipócrita», soltaba en las páginas del Global Times el profesor Yang Jin.

«La OTAN claramente tiene como objetivo presionar a Rusia hasta sus límites. Creo que la operación militar de Moscú es una reacción hacia esta presión ejercida por los países occidentales durante mucho tiempo, lo que demuestra que Rusia no lo podía tolerar más», justificaba Yang, que es investigador del Instituto de Estudios Rusos de la Academia China de Ciencias Sociales (CASS), considerada por muchos analistas internacionales como el principal y más importante think tank de China y el más grande de Asia. Es la gran institución de investigación académica en la segunda potencia mundial, totalmente alineada con los intereses del Gobierno chino.

El CASS, establecido en 1977 por el líder reformista Deng Xiaoping, está afiliada al Consejo de Estado. Cuenta con 42 institutos de investigación repartidos por todo el país y con más de 3.000 asociados. Su actual presidente es un poderoso economista y político con el carné del PCCh llamado Xie Fuzhan, que fue gobernador de la provincia de Henan y director de la Oficina Nacional de Estadísticas de China y la Oficina de Investigación del Consejo de Estado.

La última vez que se vio en público a Xie fue hace un par de meses en un foro sobre la democracia china, otro de los muchos eventos que se celebraron en Pekín aquellos días en un intento de reformular el concepto acuñado por los griegos. «La democracia china ha abierto con éxito un nuevo camino de desarrollo en la historia de la política mundial y ha hecho contribuciones al progreso de la civilización política humana», dijo Xie.

Volviendo a Ucrania, un país que sí funcionaba como una democracia parlamentaria, la mayoría de expertos del CASS han seguido la inclinación del Gobierno chino hacia Rusia, respaldando constantemente sus quejas sobre la expansión de la OTAN, no condenando la invasión, ni siquiera refiriéndose a ella como tal, y comprando todas las teorías maquiavélicas sin pruebas que se les han ido ocurriendo a los medios de Moscú.

Los censores de Pekín han procurado durante el último mes borrar cualquier crítica a esa posición interna. Cinco profesores de Historia chinos pidieron al presidente Vladimir Putin que detuviera la guerra. Un importante académico, Hu Wei, vicepresidente de un centro de investigación de políticas públicas del Gobierno, instó a poner fin al apoyo a Rusia. Todas esas voces fueron rápidamente silenciadas mientras se daba rienda suelta a muchos otros académicos y líderes de opinión que ven la guerra como un complot instigado por Estados Unidos para debilitar a Rusia, fortalecer la OTAN y hacer que Europa vuelva a depender más de Washington.

Zuo Dapei, economista de la academia china, justificó las acciones de Rusia. «Son justas porque van contra la OTAN», escribió Zuo la semana pasada.

«Nosotros, el pueblo chino, deberíamos expresar el más fuerte llamado a la justicia en nombre de todos los pueblos oprimidos del mundo: la OTAN debería ser disuelta. ¡Abajo la OTAN!», sentenció.

«Si la OTAN continúa su expansión para amenazar a Rusia, y Estados Unidos sigue intensificando la tensión con sanciones, suministros de armas y despliegues militares, nadie puede prometer que el conflicto será mediado de manera efectiva y fundamentada. Washington sólo quiere maximizar el daño a Rusia y usar la situación para legitimar aún más su presencia militar en Europa», dice Lü Xiang, investigador del Instituto de Estudios Americanos del CASS.

En Pekín, Wang Wenbin, portavoz Ministerio de Exteriores, se movió rápido el jueves para responder a la advertencia del secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, que acusó a China de apoyar políticamente a Rusia, incluso mediante la difusión de mentiras y desinformación. «Para resolver una crisis, debemos estar tranquilos y ser racionales, no echar leña al fuego», respondió Wang, que acusó a su vez a Stoltenberg de estar «divulgando desinformación».

Los académicos chinos, ante la cada vez mayor presión de Occidente para que Pekín medie con su aliada Rusia, llevan semanas analizando el papel de China en la guerra. «Rusia es el socio estratégico de China, mientras que Ucrania también es un amigo. El movimiento de Rusia debe ser culpado desde una perspectiva moral, pero basado en el interés nacional de China, no tiene sentido que Pekín lo condene», analiza el investigador Cheng Yijun, que recuerda conflictos anteriores protagonizados por Rusia, como la guerra de 2008 con Georgia y la invasión de Crimea en 2014, en las que China mantuvo «su postura de pedir moderación» sin respaldar a ningún país.

Esta semana hubo un extraño caso de censura en línea a un artículo firmado por expertos del China Strategy, una web respaldada por académicos del CASS, que argumentaba cómo la guerra en Ucrania era una oportunidad estratégica para China. «Cuanto más se prolongue la lucha, más agotará a Europa, Estados Unidos y Rusia, y en general esto beneficiará a China», rezaba una nota que apostaba porque China permaneciera al margen hasta que se dieran las mejores condiciones para emerger como legislador en un nuevo orden mundial.