Al menos dos muertos en varios ataques contra edificios residenciales en Kiev antes de reanudarse las negociaciones

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Al menos dos personas han muerto el martes por la mañana en ataques contra zonas residenciales de Kiev, antes de la esperada reanudación de las negociaciones iniciadas el lunes entre Rusia y Ucrania para poner fin al conflicto.

Parcialmente rodeada por las tropas rusas, la capital de Ucrania se ha despertado con tres profundas explosiones. Los servicios de emergencia han indicado que los ataques iban dirigidos contra zonas residenciales en distintos distritos.

En Sviatoshyn, en el oeste de Kiev, un bombardeo ha golpeado un edificio de 16 plantas donde «se han recuperado los cuerpos de dos personas y se ha rescatado a 27 supervivientes», han indicado los servicios de emergencias en un comunicado en Facebook.

También se ha producido un ataque sin víctimas contra una casa en Osokorky (sureste) y fuego de artillería que ha provocado un incendio que los bomberos han podido extinguir en un edificio de viviendas en Podilsk (noroeste), donde una persona ha tenido que ser hospitalizada, añaden. En ese lugar, cubierto de cristales y escombros, una columna de humo salía del enorme agujero dejado por el impacto mientras los vecinos echaban por las ventanas rotas las ruina de sus casas, ha indicado un periodista de Afp.

El ataque se produce antes de la reanudación de las conversaciones iniciadas por videoconferencia entre ambos bandos iniciada el lunes y que, según el presidente ucraniano Volodimir Zelenski, fueron «bastante bien». «Pero veremos, continuarán mañana (martes)», matizó.

Sobre el papel, las posiciones son muy divergentes. Moscú exige a Ucrania apartarse de la OTAN y reconocer las regiones separatistas prorrusas del este del país, cuya independencia reconoció el presidente ruso Vladimir Putin días antes de la invasión iniciada el 24 de febrero.

Por su parte, Kiev reclama un alto el fuego inmediato y la retirada de las fuerzas rusas de su territorio.

Previamente, ambos bandos mantuvieron tres encuentros presenciales en Bielorrusia, además de una reunión de sus respectivos ministros de Exteriores en Turquía.

Casi tres semanas después de que Putin lanzara una invasión a gran escala sobre la antigua república soviética, las fuerzas rusas han bombardeado y rodeado numerosas ciudades y pueblos ucranianos.

La capital ha visto marchar la mitad de sus tres millones de habitantes y se encuentra rodeada por norte y este. Sólo siguen abiertas las carreteras hacia el sur, donde las autoridades municipales han instalado puntos de control y los residentes hacen acopio de comida y medicina.

Kiev es «una ciudad en estado de sitio», ha afirmado un consejero de Zelenski.

Naciones Unidas estima que 2,8 millones de personas han huido del país y que unos 636 civiles han muerto, aunque se sospecha que el balance real es superior.

Sin embargo, el progreso de las fuerzas armadas rusas, a priori más poderosas que las ucranianas, ha sido más lento y problemático de lo esperado. El jefe de la guardia nacional de Rusia, Viktor Zolotov, ha admitido que la operación «no está yendo tan rápido como nos hubiera gustado», pero ha destacado que la victoria llegará paso a paso.

Vladimir Putin ha ordenado hasta ahora a sus fuerzas «contener cualquier asalto inmediato a grandes ciudades», según el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, aunque no descarta la posibilidad de poner estas grandes urbes «que ya están casi rodeadas bajo su control total».

Una de estas ciudades asediada es Mariupol, en la costa del mar de Azov (sureste), donde las autoridades aseguran que ya han muerto casi 20.000 personas.

El lunes, unos 210 vehículos pudieron salir por primera vez en varios días a través de un corredor humanitario de esa ciudad, cuyos habitantes llevan días en sótanos sin agua, electricidad, calefacción o alimentos.

El Estado Mayor de Ucrania ha indicado que sus tropas han repelido un ataque de unos 150 soldados rusos contra esa ciudad y han señalado que las fuerzas de Moscú prevén «reforzar el reagrupamiento de tropas en dirección a Jarkov«, la segunda ciudad del país (noreste).

Los aliados occidentales de Ucrania han impuesto duras sanciones a Rusia, donde aparecen voces discrepantes del Kremlin a pesar de la represión y la censura impuestas.

Durante la emisión de informativo más visto del país, una empleada ha entrado al estudio con una pancarta que rezaba «No a la guerra. No se crean la propaganda». La mujer ha sido detenida y llevada a comisaría, según la ONG OVD-Info.

Los efectos de la invasión se amplían a cada vez más partes de Ucrania, hasta zonas consideradas hasta ahora seguros como la ciudad de Dnipro, en el centro, o la franja oriental cercana a Polonia, que han sufrido bombardeos.

En una aldea en las afueras de Rivne (noroeste), las autoridades locales han informado de que nueve personas han muerto y las mismas resultaron heridas en un ataque contra una torre de televisión.

En el otro bando, los separatistas prorrusos han denunciado un bombardeo ucraniano en el centro de la ciudad de Donetsk que ha matado a 23 personas. Los rebeldes han publicado imágenes de cuerpos ensangrentados tirados en las calles, aunque el ejército ucraniano ha negado cualquier responsabilidad.

A raíz de un bombardeo que ha causado 35 muertos a pocos kilómetros de la frontera de Polonia, miembro de la OTAN, Zelenski ha continuado pidiendo que la alianza transatlántica imponga una zona de exclusión aérea sobre su país.

Pero hasta el momento, Estados Unidos y sus aliados europeos han descartado esta opción para evitar una confrontación directa con Rusia, una potencia nuclear, y se han limitado a suministrar a Ucrania diferente material militar.

Un enfrentamiento directo de la OTAN con Rusia «es la Tercera Guerra Mundial», ha afirmado el presidente estadounidense Joe Biden.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, ha alertado sobre los peligros de un conflicto entre potencias atómicas, una perspectiva «antaño impensable» pero «ahora de vuelta al reino de la posibilidad».