Acuerdo europeo para la reducción del consumo de gas ante la amenaza de corte de suministro de Rusia

Acuerdo europeo para la reducción del consumo de gas ante la amenaza de corte de suministro de Rusia

España llegaba a este Consejo de Energía extraordinario como el principal hueso de roer. Horas después de que la Comisión Europea presentase su plan de racionamiento energético ‘Ahorra gas para un invierno seguro’, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se convirtió en el primer país europeo es airear su rechazo. La propuesta de reducir el 15% el consumo energético -sobre un plan voluntario que podía tornar en vinculante-, no era para Madrid ni «la más justa» ni la «más eficiente».

Una semana después, la vicepresidenta de Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha aterrizado en la capital comunitaria confirmando que tras las últimas modificaciones, el país se sube al barco. Acepta la última propuesta, que contempla excepciones a este umbral del 15% teniendo en cuenta las particularidades energéticas y geográficas de cada país.

«Tendremos un objetivo de reducción. No del 15%, sino significativamente por debajo. Porque si se trata de un paquete de solidaridad, lo que tenemos es que combinar las distintas medidas de solidaridad, que no se resumen solamente en ahorro neto, sino en cómo se consigue que quien lo necesita pueda tener acceso a energía», ha asegurado Ribera a su llegada al encuentro.

España no será ajena al huracán que las disrupciones que dejarán en la UE los cortes de gas rusos. El ahorro energético de las industrias será inevitable, pero espero hacerlo en mucha menor medida que otros socios comunitarios mucho más expuestos a los dictámenes del Kremlin por su gran dependencia energética, como es el caso de Alemania.

El armazón de España para convencer a sus socios comunitarios es su propio mix energético: depende poco del gas ruso, sus energías renovables representan casi el 50%, exporta el 20% de su gas a otros Estados miembros, es el puerto principal de entrada de la UE de gas natural licuado y sus reservas de almacenamiento de gas se encuentran en torno a un 80%. Por ello, ve innegable acogerse a estas excepciones alegando que, a diferencia de otros países, el país sí que ha hecho estos años los deberes en materia de diversificación energética.

Todo ello llega en el contexto de una nueva reducción del flujo por el gasoducto Nord Stream I, que se hará efectiva este mismo miércoles. Moscú alega «problemas técnicos». Pero en Bruselas lo achacan a que el presidente ruso Vladimir Putin utiliza el gas como un «arma» de «presión» y «chantaje». El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha asegurado en las últimas horas que las intenciones de Putin con estas maniobras son «infligir el terror en Europa».

«Queremos salir con un mensaje claro de unidad frente al chantaje energético de Putin y de solidaridad para con aquellos Estados miembros muchos más afectados por una situación terriblemente dura», ha asegurado Ribera. La cita se prevé tensa y con muchas dificultades. El diablo estará en los detalles porque cada vez con más los países que quieren acogerse a este parámetro de excepcionalidad como Bélgica, Francia o Italia. El último borrador contempla derogaciones para islas energéticas, para los Bálticos o para países con buenas reservas.

El diablo de la negociación está ya en los detalles. Quién, cómo y bajo qué términos podrán acogerse a la excepcionalidad energética. El ambiente que prima en Bruselas es de que será un encuentro difícil, pero de que habrá acuerdo. «No hay plan B», señalaban fuentes diplomáticas poco antes del encuentro.